El psicoanálisis atiende el sufrimiento de un sujeto, reconociendo el gran esfuerzo que éste hace por encontrar tentativas íntimas de solución, a lo que vive como un tropiezo que conmueve sus certidumbres y su deseo de participar del goce de la vida con otros. Considera de esta manera que cada sujeto es diferente, cada uno es una excepción, cada dificultad es singular, única; cada cual tiene sus maneras de afrontar los impases inherentes o contingentes de la vida, y es esto lo que lo hace inigualable. Este principio de la clínica psicoanalítica, enmarca el encuentro del psicoanalista con el niño o el joven autista.

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El psicoanálisis concibe el autismo como un sufrimiento ante la dificultad que le representa el lenguaje, el lazo social, y la relación con el cuerpo y los objetos.

Parte de valorar que la palabra del autista tiene un peso fundamental y aunque algunos no disponen de lenguaje efectivo tienen siempre, algo para decirnos. Nuestra posición es de una escucha atenta y prudente, de respeto por el síntoma que cada autista presenta porque consideramos que cada uno tiene una manera personal de afrontar las dificultades de vivir y el sufrimiento que de allí se desprende. Es el reconocimiento que el psicoanálisis hace del sujeto como alguien que trabaja constantemente, sin tregua, intentando encontrar el modo de acercarse, de conectarse con el mundo sin tener que pagar el precio de su desaparición.

El psicoanalista cuando atiende a un sujeto autista intenta ubicar y acompañar cuál es la tentativa de solución que el autista ha encontrado para tratar su padecimiento, captar la función lógica de sus actos que escapa a todo entendimiento común y que lo sume en soledad. Es la apuesta por un intercambio inédito que genere las condiciones para consentir al acercamiento de otro, y así, a la ampliación posible del lazo con los demás.

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A diferencia de otra época, en la actualidad los índices de la presencia de personas con autismo en diversos ámbitos sociales son marcadamente elevados. La cuestión del autismo no había estado nunca en el primer plano de las políticas sociales, educativas y de salud. Ante la falta de consenso sobre la causa del autismo existen diversas ofertas de tratamiento, entre las que se cuenta el psicoanálisis.

El psicoanálisis no pretende un lugar privilegiado ni unilateral en la oferta del tratamiento del autista.

El psicoanálisis aboga por la necesidad del pensamiento abierto y plural, a partir del respeto por las diferencias, y por los ideales de una sociedad justa, que reclama el derecho a decidir del sujeto autista y su familia, sobre el tratamiento que considere más conveniente para su vida.

La intervención o incidencia en los debates sobre políticas estatales alrededor del autismo, debe partir del diálogo, del respeto y del consenso entre profesionales; como también del respeto por el testimonio de los padres y del mismo sujeto.