El programa de Extensión Ventana de la Escucha está insertado en un Hospital Universitario que atiende al Sistema Universal de Salud. El acogimiento vivo, que rompe con los protocolos institucionales, es una invitación para que el adolescente – y quienes lo acompañen – participen del proyecto, con su deseo, con su estilo, dejando su huella. Cada caso trae nuevos impases, que pueden leerse como enigmas, produciendo investigaciones e instigando conversacionesLa política del síntoma subvierte el discurso de la ciencia, del derecho, que predican sobre el sujeto, aboliendo la subjetividad misma.

El psicoanálisis, al aceptar la complejidad de la interdisciplinariedad, como siempre nos ha instigado Judith Miller, puede interponerse entre el niño, el adolescente y el significante que viene del Otro, precipitando una cita diagnóstica, enganchada a un pronóstico y tratamiento que se pretenden universales (Miller, 2018).

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Luisa, una adolescente, que se nombra como travesti, llega al Ventana de la Escucha, encaminada por el sistema socioeducativo. Ella había sido abandonada por su madre con ocho años, cuando entonces elige un nuevo nombre: Luisa Potter. Su padre la echa de casa a los diez años, por no tolerar su ropa íntimas en el tendedero. Comete una infracción y es aprehendida por la policía, que según ella le desmonta su cuerpo, arrancándole los apliques, ropa y maquillaje. Una vez en el sistema socioeducativo, accede al sistema de salud, y demanda hormonas para remontar su cuerpo. Hay una advertencia del Hospital Universitario, que no está autorizado para realizar cirugías de reasignación de sexo. Hay presión desde el movimiento de militancia LCBTQI , presente en la Universidad, para garantizar la hormonización de este adolescente, oponiéndose a la orientación del equipo guiado por el psicoanálisis lacaniano. Este enfoque criticado es precisamente el que incita Lacan (1966) cuando advierte sobre el goce, sobre la brecha entre demanda y deseo y el malentendido inherente a la estructura del lenguaje, que nos lleva a suponer saber en el sujeto, y a seguirlo en sus construcciones, sin apresarlo, sin buscar resultados inmediatos y eficiencia. Luísa encuentra un psicoanalista y comienza a escribir un libro sobre su vida. Cada semana, lee un capítulo a algunas personas del equipo. Se opone a las correcciones sugeridas por un profesor en la unidad donde se encuentra privada de libertad: ¡ese es mi estilo! Luisa comienza a actuar con una artista que ofrece talleres en este servicio de salud y anuncia que quiere ser representante de la transensibilidad. En la conversación clínica, se enfatiza la importancia de la solución forjada por el adolescente a la hora de producir el neologismo de transensibilidad, que articula la sensibilidad a la diferencia, a lo trans. Ser representante permite un respiro: ella puede no convertirse en trans, sino representar (Cunha, 2017).

Con Luísa aprendemos que actualmente la pubertad ya no es un fenómeno universal. Puede ser anticipado, pospuesto, subvertido, clandestinamente o con autorización del discurso de la ciencia. Luísa también nos enseña que la adolescencia es un tiempo lógico, que puede ser eclipsada por la estructura, por la violencia. Y que ese apoyo institucional puede ser importante para la fabricación de soluciones inventivas y soportables. A partir de este caso, abrimos una línea de investigación sobre la sexuación, un análisis crítico de las teorías de género y sus repercusiones en el campo médico y legal. En la clínica psicoanalítica se trata de no acortar el viaje, no forzar al sujeto a recorrer el camino principal, sin aventurarse por pasadizos secretos, no traducir lo intraducible (Cunha, 2017). También se trata, para el psicoanálisis, de tomar una posición política, a partir del síntoma.

El Ventana de la Escucha, al coger el adolescente como su propio especialista, como investigador, puede convertirse en un laboratorio de soluciones, caso a caso (Ansermet, 2018), tejiendo una clínica del borde.


Referencias

Ansermet, F. Resenha sobre a intervenção de François Ansermet por Eugenia Varela. 2018. Disponível em https://radiolacan.com/pt/topic/1164/3.

Cunha, C.F. O transexual como norma: desafiando os discursos. In: Santiago, A.L., Cunha, C.F., Vidigal, C., Santiago, J., Neves, L., Lima, N.L. Mais além do gênero: o corpo adolescente e seus sintomas. Belo Horizonte: Scriptum, 2017, p. 43-53.

Cunha, C.F. A janela e a cidade: clínica contra segregação. In: Pereira, M.R. Os sintomas na educação de hoje: o que fazemos com ‘isso’?  Belo Horizonte: Scritptum, 2017, p. 175-181.

Lacan, J. La place de la psychanalyse dans la medecine. Conférence et débat du Collège de médecine à La Salpetrière. Paris: Cahiers du collège de Médecine 1966, pp. 761-774.

Miller. J.A. Enfant violent. 2018. Disponível em: https://institut-enfant.fr/orientation/enfants-violents-par-jacques-alain-miller/.

Comentario

Marcela Almanza

O caso apresentado por Cristiane, no âmbito do trabalho realizado no seio desta instituição, coloca-nos no caminho da reflexão sobre o alcance e as possíveis incidências do discurso analítico – que não é isento do desejo de um analista em função – perante este tipo de exigências actuais e também de outros discursos que entram em cena (jurídicos, sociais, etc.).

Na trajectória do caso, que vai desde a interferência da polícia – experimentada pelo sujeito como uma intrusão – que acaba por desmantelar o seu corpo, até à procura de hormonas dirigidas ao sistema de saúde com o objectivo de restaurar o seu corpo, é instituída uma outra procura (de ordem analítica) que abre todo um leque de possibilidades quando se trata de acomodar o sofrimento subjectivo, dando origem a uma solução na medida em que coloca outro corpo e outro conhecimento em cena, noutro lugar.

À luz da singularidade do caso e das coordenadas indicadas, é importante lembrar que a ciência e a técnica mantêm a sua constante interferência com o sujeito contemporâneo através da proposta de múltiplas intervenções no corpo que visam a sua harmonização, fornecendo o «complemento perfeito» do que falta ou subtraindo o que é excedente, «atingindo o alvo» e sem equívocos na resposta à procura que lhes é dirigida.

É aí que a escuta analítica encontra frequentemente a oportunidade de introduzir, face a uma ocasião propícia, alguma fissura, alguma variável no que poderíamos chamar «o requerente», fazendo deste pedido dirigido ao Outro da lei ou da saúde um pedido de outra ordem, talvez despertando uma exigência de análise face à constante rejeição do conhecimento que é sustentado no «vale tudo, vale tudo, tudo é possível».

Como J. A. Miller afirma «A exigência de singularidade de que o discurso analítico reivindica é desde o início porque procede um a um… Não é o Outro com um A maiúsculo que está no centro do discurso analítico, é o Um só».

«Lacan, sem dúvida, começou a ordenar a experiência analítica pelo campo do Outro, mas foi para mostrar que, no final, que o Outro não existe, não mais do que a saúde mental. O que existe é o Um só. A psicanálise começa aí, com o Um só, quando não se tem outra escolha senão confessar-se exilado, deslocado, indisposto, em desequilíbrio dentro do discurso do Outro».

Desta forma, e ao nível do caso, é muito instrutivo ouvir como o encontro com um analista e com uma equipa de trabalho orientada pela psicanálise consegue aproximar o sujeito da possibilidade de utilizar a escrita, o que levará à tarefa de escrever um livro da sua vida.

A partir daí, a leitura e a escrita como duas operações lógicas e solidárias que envolverão a analista e o analista, será para este assunto a porta de entrada que lhe permitirá encarnar outra experiência.

Luisa ensina-nos então que, opondo-se às correcções sugeridas pela Outra para afirmar o seu próprio estilo, ela faz a sua própria viagem absolutamente singular, o que lhe permitirá terminar numa descoberta vital: ser um representante da trans-sensibilidade,

A escuta analítica verifica, mais uma vez, que a aposta na palavra dignifica o sujeito.