Dossier (Fragmentos de intervenciones de Antonio Aguirre Fuentes en la NEL y el CID-Guayaquil)

Dossier (fragmentos de intervenções de Antonio Aguirre Fuentes no NEL e CID-Guayaquil)
Dossier (Fragments d’interventions d’Antonio Aguirre Fuentes au NEL et au CID-Guayaquil)
Dossier (Fragments of interventions by Antonio Aguirre Fuentes at the NEL and CID-Guayaquil)

ANTONIO AGUIRRE FUENTES † (In memoriam)

NEL, AMP, Universidad Católica Santiago de Guayaquil

Del problema de la Ciencia a la Cuestión en Psicoanálisis

Invitación al Seminario del 2011

Tomamos como punto de arranque la distinción entre problema y cuestión, subrayada por Jean Claude Milner al criticar la democracia europea. Tuvimos el año pasado ocasión de conversar al respecto. Ahora vamos a hacer de este par una fórmula operativa para discutir la complicada convivencia del psicoanálisis con la ciencia. Ambos son coordenadas de nuestro tiempo, pero no las únicas. Por eso nos hemos referido a la regulación biopolítica, al paradigma de la comunicación global y a la democracia. Ambicionamos incluso examinar la conjetura del choque civilizatorio para adivinar, quizás, un futuro. Huntington anticipa la decadencia de la civilización donde el psicoanálisis ha tenido su alojamiento. ¿Tendríamos lugar en la civilización islámica o en el nuevo imperio del oriente chino?

Ya es común entre los analistas sentir un entorno poblado hostilmente. Por lo cual se concibe una estrategia de respuesta de amplio espectro, de infiltración, de “inserción” del psicoanálisis en múltiples espacios percibidos como real o potencialmente peligrosos. Los analistas se camuflan y pretenden actuar en las retaguardias de las fuerzas que asedian su campo. El asunto es que quizás pronto no quede nadie en dicho campo, porque todos marcharon a defenderlo desde otros lugares.

A Jeff Cooper se lo ha descrito como un “bon vivant and recreational killer”. Ex–marine norteamericano, profesor de historia política y militar, es un intelectual de corte liberal tocquevillano. También es un aficionado a la cacería y defensor radical de la Segunda Enmienda de la Constitución Norteamericana sobre el derecho ciudadano a tener armas. Hace una apuesta sobre el modo de actuar frente a una amenaza mortal, para superar el miedo que paraliza. El coraje y la concentración resumen para él la mentalidad necesaria para sobrevivir en la confrontación. Lo que cuenta es el acierto en el blanco concreto, no la acción dispersa y apurada contra una periferia difusa y mediata.

Por tanto, no se trata de abrir una discusión con los científicos, o con la legión de técnicos que creen serlo. Nuestra indagación apunta estricta y concentradamente a la práctica analítica propiamente dicha y a sus instrumentos. Es del sujeto de lo que se trata, de ese hombre al cual la ciencia no le deja ningún lugar (Lacan en la conversación en los escalones del Panteón, Seminario XVII). Sólo que ahora lo vamos a cuestionar no como víctima de la ciencia sino como partícipe de los males que ella le trae y de los cuales se queja.

Freud en el epílogo de su obra, bosquejó el 22 de agosto de 1938 dos consideraciones sobre la espacialidad y la mística. Tenemos razones para intentar reconducir los problemas que hoy se plantea la ciencia sobre el origen del universo hacia la cuestión ineludible del inconsciente freudiano.

Para este trabajo quedan invitados aquellos que quieran apropiarse de estas preguntas. Daremos inicio al seminario el sábado 11 de junio, a las 11 de la mañana en la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, en el aula B6. De antemano agradezco la colaboración de las autoridades de dicha facultad.

Sublimaciones guerreras y Psicoanálisis

Invitación al Seminario del 2012

Damos por aceptado que no se habla sino del propio caso. Lo cual es una forma de saber-hacer con su sinthoma. Tenemos ya un listado de pre-ocupaciones, que era como Lacan entendía las fijaciones libidinales designadas por Freud.

En los tiempos que corren aspiramos a convocar a cualquiera para estudiar sin ser estudiante. Es un modo de contrapesar el atractivo de la relación de poder constituida por el profesor y el estudiante en la Universidad.

Después del Octavo Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, entre otras ideas mencionemos una: hay que trabajar sin perder “la relación verídica con lo real” de nuestra asociación. La estratificación es evidente, tanto como los espacios productivos que la administración promueve y permite. No se trata del “Plan Lacan” y menos, quizás, de su sueño: una estructura horizontal, unos cargos que no se capitalizaban para el ascenso siguiente, un torbellino periódico que relanzaba todo de nuevo. Se constatan más bien dos vectores: el uno jerarquizante y tranquilizador, el otro dinámico e inquietante. Elijamos un viento para nuestra nave y mantengamos un rumbo.

Freud decía que un análisis podía traer una redistribución de las energías, dejando disponibles las necesarias para el esfuerzo amoroso y el trabajo. Creación, invención, escritura, poesía, transmisión, sabiduría, hasta misticismo y santidad, -dejemos la debilidad de la bohemia en suspenso-, son algunos términos que concurren a nuestra imaginación para visualizar las metas del psicoanálisis. Pero la Declaración de Principios de la AMP muestra una consecuencia menos benévola.

Para ir directamente, nos planteamos la siguiente pregunta ¿es posible articular el concepto de sublimación con el de pulsión de muerte? Esto va más allá de la consagrada figura del carnicero devenido cirujano, para hacer aparecer otras: el guerrero, el explorador, el cazador, el sheriff, el investigador privado, si vamos a nombrar unas pocas.

Nos tomamos en serio, y literalmente, el dicho de Lacan del seminario de la Ética cuando afirma que el psicoanálisis pone al sujeto al pie del cañón. Es el impase en la enunciación, es el muro que se atraviesa para imposibilitar decir toda la verdad, es el descubrimiento de que la lógica se encadena siempre hasta un momento de vacilación intrínsecamente insoluble. Los teóricos de la política y la guerra han abordado este asunto cuando dicen que entre la una y la otra hay continuación, pero por “otros medios”. Sin embargo, es en el pasaje, en el cambio de medios, donde el historiador realista ubica la decisión de un sujeto. El sofisma del tiempo lógico con la función de la prisa, representa el esquema del drama mencionado.

Evidentemente tenemos que poner en juego el nudo de tareas imposibles en el que está enredada una llamada colectividad. Hay la esperanza de que lo imposible de una de estas tareas lo resuelva otra, pero gobernar, educar y curar, no logran hacer el cerco de lo real. El psicoanálisis no es el complemento remediador de ese fracaso. Nos proponemos cuestionar los proyectos biopolíticos desde este “realismo”, sin excluirnos cuando el psicoanálisis y los psicoanalistas se ven involucrados en dichos proyectos. Daremos una atención especial a las “plataformas sociales” que el discurso de la histeria, en su versión de masas, gana o pierde en la coyuntura.

Si juntamos la equivalencia freudiana entre masculinidad y actividad tenemos el inicio para examinar las opciones masculinas en nuestros días. No cabe duda de que, en la cultura popular, la masculinidad está en franca retirada, para no hablar de lo que efectivamente ocurre en la convicción interna de los machos de la especie. Los vemos todos los días derivar a la brutalidad más insensata, con unos rituales de iniciación degradados a la farsa, sin que hayan perdido algunos de ellos la condición de riesgo mortífero. ¿No merece un comentario diferente la celebración del feminismo estatista por una estadística incrementada de hombres recuperados para las tareas domésticas, y hasta maternales, gracias a la oleada de despidos del capitalismo del cual ellas salieron –es lógico- mejor libradas?

Para mejorar la perspectiva, tanto en el camino de la experiencia analítica como en sus bordes, retomaremos los vaivenes interferentes de sentido y sinsentido. Nos ilustraremos con la obra literaria, y pediremos la colaboración de los iniciados. No pasamos por alto el desafío de Miller cuando nos habla de ir más allá de un inconsciente transferencial. Pensamos que es guiándonos por los tropiezos que tendremos acceso a la dimensión real de dicho inconsciente. Y sostenemos que es allí donde se abre otro momento para una decisión “más digna”. Lo cual significa no quedar absorbidos en el caos de un tiempo de comprender ilimitado.

La convocatoria es para el sábado 12 de mayo del 2012 a las 11 de la mañana, en la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, cuyas autoridades han respondido siempre amablemente, a nuestro austero requerimiento.

Elegir el Inconsciente

Invitación al Seminario 2014

Con algún retraso presentamos la propuesta de seminario para este año. No hemos estado inactivos, pues nos comprometimos en varios eventos de lo que se llama la extensión del psicoanálisis. En líneas generales se trató de las azarosas y complicadas relaciones que nuestro campo tiene con los vectores mayores del saber y el poder. Los escenarios fueron de mayor amplitud, las audiencias -como diría Lacan- mundanas. Pero en ningún momento nos sentimos solos, prueba de que años de trabajo han forjado temperamentos y argumentos de un conjunto dispar, que, si no fuera porque se le añade también el realismo y la malicia de unas mujeres, podría calificarse también de una banda de «honestos imbéciles”. ¿Han quedado vacunados para siempre de ser ingenuos o canallas? Ese es el esfuerzo, en las líneas interiores del seminario, al que seguimos dedicados.

Hay un cambio en la distribución del trabajo. Seguiremos el debate en los escenarios externos, con los hechos y dichos que nos cuestionan desde otros lados. Pondremos a examen la práctica analítica, estricta y en sus aplicaciones, usando los espacios de Escuela apropiados. Y reservaremos para el seminario las preguntas y construcciones que consideramos la base, perentoria, de nuestros avances.

El artículo TAKE ME BACK TO THE RIVERS… hacía notar una urgencia. Una que podríamos llamar generacional. Por supuesto que hay otras urgencias, más atractivas, y que hemos visto renovarse una y otra vez. El saldo de desilusión que dejan es amargo, rencoroso y hasta vengativo. Generalmente no hay otra oportunidad para el entusiasmo, y la mayoría queda en una nostalgia estéril.

Con cuánto fervor juvenil se empiezan las empresas apocalípticas, las revoluciones que aseguran el final. Paul Berman en su libro TERROR Y LIBERTAD, con una referencia a Camus, hace un balance profundo e impactante de este camino al abismo. ¿No hay otra manera de iniciar la vida, si no es con esta secreta tanatofilia que empuja a la autodestrucción y al sacrificio? ¿Qué opciones hay? El psicoanálisis es una, que generalmente llega cuando se ha probado otras y se ha sobrevivido con suficiente energía. Pero hay que mostrar de alguna manera que se sabe apuntar mejor, a una paciente labor de nudos y tejidos. Sin perturbarse por «los cantos luctuosos con tableteos de ametralladoras» ni «los nuevos gritos de guerra y de victoria», sin dejarse arrastrar por un marasmo de ensoñaciones y renunciamiento.

El sábado 19 de Julio del 2014 nos reuniremos a las 11 de la mañana, en la Facultad de Filosofía para iniciar el trabajo.

El agujero del inconsciente

Invitación al Seminario 2015

Resumen del seminario sostenido en el 2014 con los auspicios del CIEDD de la Universidad Católica de Guayaquil y el Centro de Investigación y Docencia CID.

La carta 52 y la carta a la Escuela

En su Carta a la Escuela del 28 de octubre de 1980 Lacan reafirma el axioma freudiano: hay reprimido, siempre, es irreductible. Saca un corolario: el psicoanálisis es una elaboración del inconsciente, que no hace sino producir su agujero. Si este agujero coincide, pertinentemente, con la muerte, Lacan insiste en que su labor es hacer frente al hecho, no de la muerte, sino del inconsciente.

Todo esto se autoriza en el mismo Freud. Por ello retornamos a él con una indagación. ¿Cuál es la consecuencia del descubrimiento freudiano, agujereado por una represión primordial?

Freud no ha cerrado los ojos ante los obstáculos en su camino. En sus más tempranos pasos deja constancia de una pérdida, de algo inalcanzable. Su escrito “energetista”, conocido como el “Proyecto”, destaca un complejo de percepción que tiene una “neurona a”, inmutable, y una “neurona b” que es variable. A la primera la llama “Das Ding”, la Cosa, inmutable a todo juicio y que permanece incomparable e incomprensible.

Aún con la referencia a las neuronas, pero tomadas como elementos de una estructura, bosqueja un aparato en la Carta 52. Hay signos que se inscriben, que luego se retranscriben como traducciones en una sucesión estratificada. Nos encontramos con la presencia de un momento primario, un momento y lugar 0, que es la percepción como acontecimiento, sin huella. Luego sigue el momento de la primera inscripción, el primer registro de los signos de percepción, agrupados por simultaneidad. Freud dice que esta primera inscripción es inaccesible a la consciencia por completo. En el segundo registro ya puede haber una relación causa efecto. Luego, en un siguiente registro, los signos se asocian con palabras-representación y ya tienen una condición pre-consciente, y con determinadas reglas, pueden alcanzar la consciencia.

Freud concibe una estratificación de transcripciones y retranscripciones, entre las cuales opera un mecanismo de traducción, de reordenamiento. En el paso de una inscripción a otra ocurre una pérdida, pues no todo es traducido. La represión misma no es sino esto: negar una traducción. Lo reprimido primordial es lo que nunca alcanzó una traducción. 

Las series ¿complementarias?

En otro plano tenemos que recordar lo que Freud llamó la serie constitucional. Era el primer escalón en las series complementarias del síntoma neurótico. Se constituía como un factor cuantitativo, variable en cada sujeto. También había una viscosidad de la libido, incluso una orientación en la elección de objetos. Freud habla de un vivenciar prehistórico, secuelas de traumas de unos antepasados y mecanismos interiorizados que coartan la satisfacción. Lo que hay que retener es que en todo caso se trata de factores inaccesibles al análisis. 

Así todo proceso de reconstrucción histórica, de rememorización, de llenado de lagunas en el sujeto conduce a un ombligo conectado con lo desconocido de una prehistoria de la especie.

Freud en 1933 entiende la construcción en el análisis como el llenado de una laguna en el recuerdo. En la lectura lacaniana tal construcción tendría que ser prudentemente una conclusión abierta, agujereada. Consecuentemente no habrían series complementarias, que completan un todo. Más bien resultaría que ellas son no-complementarias. 

Eso mismo se puede decir de las sucesivas transcripciones en la carta 52. Un agujero las atraviesa, como en la figura del toro topológico.

El inconsciente intemporal

En sus trabajos de Metapsicología de 1915 Freud define características fundamentales. El inconsciente es más que lo reprimido secundariamente, pues la representación-cosa nunca alcanza un estado consciente o preconsciente, nunca llega a asociarse a la palabra. La represión de un pensamiento requiere que simultáneamente haya una repulsión por parte del Yo, a la vez que una atracción, una succión, que “hala” a dicho pensamiento hacia el inconsciente constituido por lo primordialmente reprimido. Reconocemos aquí el “ya ahí” de una “Bejahung” primitiva (Lacan, Seminario 3) (Lacan, Escritos I), de una afirmación primaria de lo simbólico, que no es sin una expulsión, igualmente inaugural, que produce lo real. 

El inconsciente freudiano comporta unas propiedades imposibles:

– No hay allí contradicción, sino coexistencia y adición de pulsiones, es decir de sus representantes. No hay duda ni grado de certeza.

– La movilidad de la energía pulsional entre las representaciones es completa. Se cede la investidura, o se la apropia; reina allí el llamado por Freud “proceso primario”.

– No hay ningún orden temporal; el tiempo no modifica nada, es un campo de lo atemporal.

– Finalmente, la realidad exterior no condiciona ni causa. Sólo rige el puro principio de placer-displacer como regulador de las fuerzas pulsionales.

Lacan afirma que el psicoanálisis no es una teoría del inconsciente, sino una teoría de la práctica analítica. El antecedente está en Freud cuando dice en la carta 52 que no se desviará en la formulación de una teoría psicológica. Necesitaba una fundamentación operatoria.

La práctica de la teoría

Veamos la relevancia pragmática del aparato psíquico freudiano en términos de la doctrina de Lacan.

Al comienzo de la experiencia escuchamos lo que se ha traducido en palabras, en conexiones históricas, en formas temporales, tiempos gramaticales, en suma, las variaciones metonímicas de los enunciados. El analista, en su condición de objeto articulado en la cadena de los significantes, corta con cuidado las conexiones, desarma el sentido usual, la intención esperada. Las sesiones cortas, de tiempo variable e imprevisible, alteran radicalmente el cálculo de una historización cerrada que hace la consciencia del sujeto. Lacan en el seminario 6 enfatiza que el corte, corte de la sesión, es el modo capital de mantener la dimensión del deseo en tanto real.

Los distintos estratos de transcripción (Freud, carta 52) son vulnerados cuando aparece el agujero que comunica con lo inaccesible. Se subvierten los nexos temporales destacando la repetición, la condensación y la retroacción significante. La causalidad de las escenas y de las historias tambalean variando la conjugación gramatical: activo, pasivo, activo reflexivo, impersonal. El movimiento de idas y venidas del caballo en el ajedrez nos traza la prudencia y el tacto en el proceso analítico. Pero sobre todo muestra la maniobra de envolvimiento que cava un agujero.

El rasgo conservador del síntoma, el agujero y la poesía

Hay una cuestión digna de mención. En el caso Dora, Freud hablando del síntoma dice que su constitución somática acarrea mucho trabajo. Pero que una vez logrado dicho síntoma sirve simultánea y sucesivamente a varios contenidos de pensamientos inconscientes. Ubica entonces un “rasgo conservador” del síntoma, un rasgo somático que no es afectado por el psicoanálisis, pues éste actúa solo sobre los contenidos inconscientes.

Entendemos que, si hay represión primordial e inconsciente inaccesible, también hay un síntoma no analizable. Este último figura como un “odre viejo” y vacío, que facilita la descarga de pensamientos inconscientes nuevos. O mejor: el síntoma es un trazo intemporal, una letra ya-allí, que conduce nuevas ideas inconscientes a una satisfacción, a un goce sintomático. 

Lacan hace el elogio del vacío, explicado por François Cheng. Allí está el espacio para una creación poética, un gesto de escritura inédito y una lectura sin par. 

¿De qué modo se anudan el agujero del inconsciente y el rasgo vacío del síntoma? ¿Qué hacen juntos lo que no cesa de escribirse del síntoma, al lado de lo que no cesa de no escribirse del agujero del inconsciente?

Invocando el vacío de la poética china Lacan nos da una pista a seguir: es en la contingencia de un decir donde hay que apostar, sin chocar con el rasgo conservador ni caer en el agujero.

Diciembre 2015.