Transexualismo bajo transferencia*
RECIBIDO: 24·04·2018 | ACEPTADO: 13·06·2018
MARIANA SANTONI
Universidad Nacional de Cuyo
marisantoni@yahoo.com.ar
RESUMEN
Se trabaja en relación a un caso paradigmático de transexualismo masculino, que ha recibido tratamiento psicoanalítico. A partir del cual se extrae un hallazgo clínico, caracterizado como “Transexualismo en transferencia”.
Implica que se arriba a la nominación como una solución singular —en el fenómeno clínico de transexualismo—, a partir de la instalación del dispositivo transferencial.
Se situó la nominación en la psicosis como efecto de detención, a partir de los desarrollos teóricos de Laurent. El sujeto psicótico, ante la ausencia del Nombre del Padre, recurre a otros modos de nominación que lo suplen.
La solución se va armando en el dispositivo transferencial, que permite la articulación de la solución simbólica, vía la nominación; de la solución imaginaria, vía la transformación de su cuerpo a nivel del semblante. Y la solución real, vía el vaciamiento de goce del cuerpo real.
La analista es convocada como partenaire de cada una de estas soluciones, es decir, como partenaire de una invención.
Dicho hallazgo clínico constituye un aporte a la clínica del transexualismo, por cuanto se diferencia de otras soluciones posibles respecto del fenómeno clínico transexual.
PALABRAS CLAVE: Transexualismo | Transferencia | Partenaire analista | Nominación | Invención
ABSTRACT
A paradigmatic case of male transsexualism that has received psychoanalytic treatment is presented, from which a clinical finding is extracted, characterized as «Transsexualism in transference».
From the installation of the transferential device, a nomination is found as a singular solution – in the clinical phenomenon of transsexualism. The nomination in the psychosis was placed as a result of detention, based on Laurent’s theoretical developments. The psychotic subject, in the absence of the Name-of-the-Father, appeals to other means of nomination supplementing it.
A solution is reached in the transferential device, which allows the articulation of a symbolic solution, via the nomination. An imaginary solution, via the transformation of his body at the level of the semblant. And a real solution, via the emptying of jouissance of the real body.
The analyst is summoned as a partenaire of each of these solutions, i.e., as a partenaire of an invention.
This clinical finding constitutes a contribution to the clinic of transsexualism, as it differs from other possible solutions to the transsexual clinical phenomenon.
KEY WORDS: Transsexualism | Transference | Partenaire analyst | Nomination | Invention
Introducción
Se trata de un paciente de 22 años, concurre hace 7 años a entrevistas. Se ubicarán diferentes momentos en el recorrido hacia un tratamiento psicoanalítico posible.
Tomando como eje el partenaire analista, se situarán los distintos movimientos que se operan a partir de la instalación del dispositivo tansferencial. Un primer pasaje del analista en el lugar de partenaire-espía, al partenaire-telépata. Luego se opera un pasaje al analista partenaire-asesor de imagen. Es decir, la analista es convocada a hacerse partenaire de la transformación del cuerpo, que el sujeto realiza vía el semblante.
Y en relación al tratamiento que logra del cuerpo, en transferencia, se ubica la analista como partenaire de una invención.
Partenaire-espía
Concurre por primera vez a sus 15 años, presentando fenómenos alucinatorios cenestésicos: sensación de tener un gancho en su espalda, sangre en su cuerpo y preocupación insistente de que le harán un agujero en su cuerpo por el cual se le van a meter. Fenómenos corporales: experiencias de extrañamiento respecto del propio cuerpo. Experimenta que al caminar, su cuerpo se queda atrás.
Desde la primera entrevista refiere escuchar voces, éstas le piden que les dé información sobre él. Las escucha incluso durante las entrevistas y respecto de las mismas, refiere que lo interrumpen y no puede «hacer oídos sordos”.
Si bien hace tiempo que las oye, la hipótesis es que consulta en el momento en que las voces han cambiado de signo, en el punto donde la voz irrumpe como intrusiva, rompiendo con su arreglo anterior.
Las voces estarían desde los 13 años aproximadamente, momento en que se destaca el carácter amigable de la voz, caracterizada por el sujeto como “amiga íntima”.
El cambio de signo respecto de las voces implica un pasaje de lo amigable a lo hostil, las voces adquieren estatuto de invasivas e injuriantes.
La ruptura puede ubicarse en el momento en que refiere perder su privacidad, en tanto sus pensamientos pueden ser leídos por otros. Vivencia este fenómeno como estar loco, ante lo cual la intervención fue: “aquí no se abrirán juicios sobre estar loco o no, sino que la clave es explorar su mundo, qué dicen las voces, qué significan para él y en qué lo afecta”.
En la entrevista siguiente trae su escrito de lo que le dicen las voces y lo entrega. Se trata de voces acusatorias, que incluyen contenido sexual, pidiéndole que hable de cuando se vistió de mujer y salió con un chico. Manifiesta con certeza que las voces sabían lo que él había hecho y lo señalaban afirmando: “¡vos lo hiciste!”
Comienza un período de debate con sus voces, donde rechaza y niega lo que le dicen: “¡te vestiste de mujer!”, “¡saliste con un chico!”; él contesta: “¡yo no hice eso!”; evidenciándose el esfuerzo de réplica del sujeto y la estructura dialogal de la alucinación.
Algo cede al entregar su escrito con ese contenido y comienza a elaborar una solución.
Refiere también fenómenos de robo del pensamiento, que al igual que las alucinaciones aluden a contenidos sexuales. En estos fenómenos de robo de pensamiento, él se presenta como telépata emisor, sus pensamientos pueden ser leídos por otros. Lo llamará pérdida de la privacidad. “¿No tengo privacidad en mi cabeza? ¿Me lo pueden escuchar?”.
Esto se incluye en la transferencia, ubica a la analista en el lugar de espía, como alguien que puede leer sus pensamientos.
La intervención analítica consistió en la maniobra de destituirse de la posición de saber: “yo no puedo leer sus pensamientos…”, ubicándose el analista como excepción.
Partenaire-telépata
Como efecto de esta intervención se opera un pasaje de lo que se denominó Partenaire-espía, a lo que puede caracterizarse como Partenaire-telépata.
En relación al partenaire analista, el sujeto tiene la certeza de ser “leído por el Otro” -patenaire-espía- y es esta la condición de instalación de la transferencia.
La instalación del dispositivo transferencial permitirá un trabajo de diferenciación en relación al estatuto de las voces: diferencia las voces intrusivas, que lo molestan, se burlan. Y las voces que le permitirían cierta regulación del goce, a las que denomina “Telepatía”.
Se da paso entonces a un tratamiento del fenómeno de robo de pensamiento vía la telepatía, que permite el pasaje del primer momento, en que él estaba en el lugar de telépata emisor, -denominado “pérdida de la privacidad”-, a otro momento, en que se trata de la telepatía. Caracterizada como: “nos conectamos con la mente”.
En este segundo momento él puede ser tanto telépata emisor como receptor, disminuyendo de este modo el carácter persecutorio del fenómeno.
En estos primeros momentos del tratamiento va realizando un trabajo con las voces. A nivel transferencial ha ubicado a la analista como partenaire, dirigiéndole interrogantes respecto de las mismas, con cierta cesión del objeto voz (entrega un escrito con lo que le dicen las voces).
Del retorno en lo real a la enunciación
Puede ubicarse en el recorrido del tratamiento un pasaje de la voz alucinatoria (intrusiva), a una enunciación de su “ser mujer”.
Enuncia ahora lo que antes venía de afuera, de las voces, produciendo un efecto de localización de goce. A medida que va desplegando su enunciación de “ser mujer” —la cuestión transexual— las voces se acallan.
Este pasaje a la dimensión de enunciación se opera en transferencia. La analista invita al sujeto a hablar de lo que le dicen las voces, sirviéndose del escrito que anteriormente el joven le había cedido.
El sujeto se refiere entonces a lo escrito por él, acerca de lo que le dicen las voces, operándose un cambio fundamental respecto del primer momento, en que rechaza lo dicho por las voces.
En este segundo momento consiente, afirmando: “Yo una vez me vestí de mujer, tenía 14 años, me empecé a vestir de mujer, pero no todos los días, para ir probando. Me gustó la ropa de mujer.”
Este momento de enunciación implica el pasaje de la voz alucinatoria —retorno en lo real, extraño, errático, extranjero— a la subjetivación, es decir, que eso que le venía del Otro, como voz alucinatoria, ahora es consentido como propio.
Transexualismo en transferencia
La enunciación de su ser mujer produjo un efecto de localización de goce. A partir de lo cual comienza una transformación de su cuerpo, a nivel del semblante. Se viste de mujer, con características bizarras.
Sobreviene en el tratamiento un momento de confusión y angustia, que ilumina una extraña relación con su imagen, con su cuerpo, sede de la discordancia entre él y la naturaleza. “Hay una confusión, a mí me gustan los hombres, no es normal, si soy hombre me tendría que gustar la mujer.”
Se dirige a Dios, con cierta perplejidad respecto de por qué lo hizo hombre. Continuando con el trabajo de localización de goce, ya no se trata de la voz alucinatoria, acusatoria, sino de una voz localizada en un ser supremo, Dios, que sanciona lo indebido del acto.
Luego dice: “Le dije a mi mamá que no existe Daniel, se confundieron de nombre, es de hombre”.
La interrogación fue: “¿es el nombre el problema?”, a lo que responde: “No, yo soy el problema, trato de funcionar, me miro al espejo”. Llorando dice: “Sentís que no entrás en el mundo, no sos de la naturaleza. Dios hizo a un hombre o una mujer, no hizo un tercer sexo.”
Pregunto: “¿hay alguna idea acerca de porque Dios te hizo así?”. “Me sentía una nena siempre, a los 4 años quería aritos, jugaba con muñecas, me ponía ropa de mi hermana, mi sueño era tener pechos, ponerme vestidos y salir. Yo me di cuenta que aclarando este tema, tal vez se me vayan las voces.”
Refiere una escena traumática en su infancia, en que un niño mayor lo manoseó: “¿Qué pasó que me cambiaron? El cerebro, el alma, se me metió un espíritu. Tuve un episodio de confusión que puede haber alterado mi sexualidad”.
Esa experiencia de goce lo confronta muy tempranamente con el vacío de la significación fálica, va armando una idea delirante, que no logra regularlo.
Tras enunciar su saber respecto de las voces —si aclara el tema de su sexualidad las voces desaparecerían— comienza a hablar de su sexualidad, ubicando como síntoma la identidad sexual.
Se dirige a la analista: “Quería decirle si me puede ayudar en este cambio, que usted me analice y me diga si soy hombre o mujer, si el vientre de mi mamá se equivocó. Yo me siento una mujer, pero no es lo mismo un profesional que me lo diga”
Le invito a hablar sobre ese sentirse una mujer: “¡hablemos entonces de esto, de que te sentís una mujer!”. “Mi cuerpo, sin mi miembro, sacármelo, a los 18 tendría mi mayoría de edad y ya está, empezar a ser Celina. Me da miedo porque Dios quiere un hombre y una mujer, no un tercer sexo. Pero yo tengo la certeza de que quiero ser una mujer y nadie me lo va a impedir. Me siento una mujer pero lo que hay entre las piernas no corrobora, por eso vamos a reformarlo todo para que corrobore.”
Nominación como efecto de detención
Tras la primera etapa del tratamiento, caracterizada por momentos de enigma y perplejidad (fenómeno elemental), arribará en un segundo momento a cierta solución.
La enunciación de su ser mujer despliega un recorrido que inicia con momentos de gran confusión y angustia, en los cuales se dirige a Dios: “Dios me hizo hombre pero yo no quiero ser hombre, desde los nueve años rechazaba mi sexo, no lo quiero a mi miembro, no lo miro, hago pis sentada, lo rechazo, pero siempre he estado presionado por lo de Dios, yo no entiendo a Dios, por qué me hizo hombre si realmente quiero ser mujer.”
Luego la enunciación se consolida, adquiere estatuto de certeza, en un movimiento que concluye con la nominación “ser mujer”, como efecto de detención, como solución singular: “soy una mujer encerrada en cuerpo de hombre, mi ser de adentro es una mujer”.
A partir de esta nominación comienza a referirse a sí misma en femenino, cambia su nombre en el DNI — “volví a nacer” — me solicita que la llame por su nuevo nombre.
“Yo sé bien lo que soy, una mujer, es sentirme cómoda con mi cuerpo, es mirarse al espejo y quererse”. Tal como afirma Laurent, un punto de basta solo se mantiene durante cierto tiempo: “Es mi meta cada día mejorarme un poco más, ser mejor mujer”.
La nominación permite una posibilidad de puntuación, pero nunca será alcanzado el momento de denotación final.
Partenaire-asesor de imagen
Cede su rechazo respecto del órgano y la voluntad deliberada de querer sacarlo en lo real del cuerpo: “aunque me opere nunca voy a ser una mujer…”.
Interrogo: “¿entonces?”. Responde: “Seguir en la postura que estoy, seguir pareciéndome a una mujer, quiero que todo surja de mí, de a poco, que surja de adentro, que surja mi personalidad, no en el cuerpo.”
Afirmo la línea de la personalidad y corto la sesión.
En este momento del tratamiento no se refieren fenómenos alucinatorios —las voces “están guardadas”— y se opera un movimiento fundamental en relación a la transferencia.
Pasaje a la analista “partenaire-asesor de imagen”. Dice: “mirá las uñas, me las pinté, ¿se me nota la barba?, ¿me ve el pelo mejor?, ¿me ve más femenina?”.
Se tratará entonces de hacerse partenaire de esta transformación de su cuerpo, que realiza vía el semblante.
Va desplazándose el empuje a la cirugía —que ha permanecido asintótica— a la preocupación por la barba.
La solución en este caso se va armando bajo transferencia, vía la nominación, -efecto de dentención-; vía la solución imaginaria,-transformación de su cuerpo a nivel del semblante-; quedando aplazada la cirugía transexual, que iría en la vía de una solución asintótica.
La analista es convocada como partenaire de cada una de estas soluciones, es decir, como partenaire de una invención.
*El presente trabajo es una reescritura del caso ya publicado como “El partenaire analista” en Cuerpos que buscan escritura, Buenos Aires: Paidós. 2014. La autora cuenta con el Consentimiento Informado para su publicación. Asimismo, los datos de identidad se preservan bajo anonimato y han sido modificados.
REFERENCIAS