Del sinthome de Hierro y la pérdida de la dimensión del amor
CLAUDIA SUBIETA
Asociada a la delegación Cochabamba de la NEL
cssaseis@gmail.com
RESUMEN
Este articulo aborda el concepto del “nombrar para” planteado por Lacan en el Seminario 21 (1974), como modo de nominación, no por la vía del padre sino por la vía materna. Se parte de la pregunta por los nuevos modos de estructuración del sujeto en la hipermodernidad, donde lo “hiper” comanda nuevos modos de anudamiento no borromeo.
Se presenta el recorte clínico de una melancolía no desencadenada, en que el “nombrar para” opera como sinthome y permite a su vez que el odio que deriva de este hacia los objetos parentales, no se vuelque sobre el yo en el delirio de indignidad. Solución sinthomatica pero no por eso, la mejor. Nuevos modos de nominación desarticulados del amor y del deseo. La importancia clínica de ubicar estos, orientan la posición del analista y su acto.
PALABRAS CLAVE: Sinthome, Nombrar para, utilitarismo, odio, melancolía no desencadenada, falo muerto, cuerpo mortificado, posición del analista.
RESUMO
Este artigo aborda o conceito de «nomeação para» proposto por Lacan no Seminário 21 (1974), como um modo de nomeação, não pela via do pai, mas sim pela via materna. Parte-se da pergunta sobre os novos modos de estruturação do sujeito na hipermodernidade, onde o “hiper” comanda novos modos de anudamento não borromeo.
Se apresenta o recorte clinico de uma melancolia não desencadenada, no que “nomear para” opera como um sinthome e, por sua vez, permite que o odio que deriva disto a os objetos parentaes, não se incline no delírio da indignidade. Solução sinthomática, mais não por isso, a melhor. Novos modos de nomeação desconexos do amor e do desejo. A importância clínica da localização desses, orientam a posição do analista e seu ato
PALABRAS CHAVE: Sinthome, Nomeação para, utilitarismo, ódio, melancolia desencadeada, falo morto, corpo mortificado, posição do analista
ABSTRACT
This article addresses the concept of «naming for» proposed by Lacan in Seminary 21 (1974), as a way of nomination, not through the father´s traits, but through the mother´s. This concerns how the subject structures himself in hypermodernity, as the “hyper” commands new knotting forms, not borromean.
The clinical presentation of an unchained melancholy illustrates how “naming for” operates as a sinthome witch prevents that hatred, that derives from parental objects, to be deposited in the ego as a delirium of unworthiness. Finally, it is a sympthomatic solution although not the best. This also concerns disjointed nomination modes of love and desire. The clinical importance of locating these points guides the analyst´s position and his act.
KEY WORDS: Sinthome, Naming for, utilitarianism, hatred, unchained melancholy, dead phallus, mortified body, analyst position
Se impone en la práctica clínica una pregunta relacionada con dos cuestiones: por un lado, la preeminencia de la madre en la actualidad, que algunos autores incluso han llamado el “Imperio materno” (Brousse, 2017); y por otro lado, tal como señala J-A Miller y punto que me interesa particularmente, el deseo materno desarticulado del falo antes de ser metaforizado por el nombre del padre. Este último planteado como un goce ilimitado, un nombre del súper yo, lectura que se puede articular al capricho como “voluntad de goce” (Miller, 2010).
Preminencia materna que, a su vez, se engarza, en la época, con el decaimiento de la función del padre o incluso, con su “inexistencia” (Soria, 2017).
Estas cuestiones, preminencia materna y declive o “inexistencia” del padre, situadas en una sociedad cuyo funcionamiento lo marca el mercado, el avance de la ciencia y la técnica, y la primacía cada vez mayor del objeto sobre el ideal, decantan en la pregunta referida a su incidencia en la estructuración de los sujetos de la hipermodernidad y sus sinthomas.
Nieves Soria en su texto “La dimisión paterna generalizada: del síntoma al trastorno” (2006), retoma los planteos de Lacan en el Seminario 21 (1974), subrayando la “degeneración catastrófica” de la época en que la nominación paterna seria sustituida por el “nombrar-para”. Nominación para la cual generalmente alcanza con la madre, que designa un proyecto para su hijo. La mutación toma, dirá la autora:
(…) la forma de la degeneración para Lacan, cuando se pierde la dimensión amorosa que introduce la nominación paterna. (…) La nominación paterna humaniza el deseo, mientras que en el “nombrar-para” se trata más bien de un deseo congelado en un proyecto. Nominación que da lugar a un nuevo tipo de ser hablante, el no incauto. Aquél para quien la vida es un viaje, y él es el proyectil que sigue una trayectoria lineal predeterminada” (Soria, 2006, s/n).
La experiencia en la práctica va mostrando una relevancia cada vez mayor de estos casos, donde pensar la lógica de los mismos y la dirección de la cura se hace difícil si uno se aboca únicamente a la clínica estructural. Y es en este punto que me parece necesario apelar a la lógica nodal y a nuevos modos de anudamiento, en tanto vienen a cumplir la función que al principio de la enseñanza de Lacan, se restringía únicamente al nombre del padre.
F Schejtman (2013) plantea que si bien el “nombrar para” es un abordaje de Lacan en los 70, también podemos pensarlo perfectamente en la actualidad, pues es justamente la pérdida de la dimensión del amor lo que caracteriza la época, y el elemento esencial, para entender lo que Lacan (1974) articula con la función del “nombrar para”:
Ser nombrado para algo, he aquí lo que para nosotros en el punto de la historia en que nos hallamos, se ve preferir (…) a lo que tiene que ver con el nombre del padre y en este orden preferido por sobre el nombre del padre es la madre, ella sola, su solo deseo sin intervención paterna alguna, la que dirige, señala a su crio ese proyecto que se expresa por el “nombrar para” (…) es bien extraño que aquí lo social tome predominio de nudo y que literalmente produzca la trama de tantas existencias; (…) al punto de que después de todo, se restituye con ello un orden, un orden que es de hierro. (Clase del 19/3)
Es justamente este modo de nominación que introduce un orden distinto al orden amoroso posibilitado por el nombre del padre. Schejtman (2013) afirma que el “nombrar para” el anudar, enlazar y entramar tiene, leyéndolo retroactivamente desde el seminario 23, “(F)unción de sinthome” modo de anudamiento psicótico, un “sinthome psicótico” (p. 151).
Se resalta de este “ser nombrado para” su función, como en todo sinthome de la “restitución de un orden:
Pero de qué orden se trata? (…) no del que proviene del nombre del padre. Si el orden paterno es más o menos maleable, más o menos elástico, más o menos flexible, el de esta función “el nombrar para” que se prefiere en la actualidad antes que a la del padre-es, según Lacan, un “orden de hierro”. Este orden de hierro, inflexible del “nombrar para” del seminario 21 con el que Lacan inicia “la desborromeizacion de la psicosis (Schejtman, 2013, p. 150).
Subrayo acá, junto al autor, dicha función restitutiva, ya que usualmente se piensa a la psicosis como desanudamiento y esta perspectiva, que reconoce el “nombrar para” como lo que restituye un orden, aunque sea de hierro, anuda, aun cuando lo haga de modo rígido o inflexible, perspectiva que orienta el acto del analista.
He aquí, en este punto, el caso de una joven paciente en que el odio a los padres, efecto de un modo de nominación de la vertiente del “nombrar para”, le permite nombrarse a partir de un significante utilitario, extraído de la madre, la cual solo mira su rendimiento, sus resultados: “Hecha para servir”, nombre que la mortifica, la llena de odio, pero a su vez la anuda y la mantiene a distancia del desencadenamiento.
En dicho caso hay un dejar caer materno radical en que el sujeto no cuenta con la posibilidad del amor. Posibilidad de lectura de la melancolía a partir de la ausencia de deseo materno, cuando el sujeto no es falo para la madre, lo que imposibilita la operación metafórica paterna y en consecuencia la emergencia de la significación fálica. El recorte pone el acento en la mortificación del cuerpo y la desarticulación del amor y el deseo.
La dimensión del objeto como puro real, que atraviesan algunos casos clínicos pone en evidencia la inexistencia del brillo fálico, no está el falo como velo de lo real sino el falo como falo muerto.
(…) El estatuto que adquiere el falo en la melancolía como falo muerto, es el nombre que le da Miller al estatuto que adquiere el mismo en “acerca del Gide de Lacan” donde señala que se trata de un sujeto no deseado, queda en relación con esta versión mortífera del falo. Sujeto no deseado como falo muerto en la medida que no ha encarnado el falo vivo para el Otro materno. (Soria, 2017. pp. 74-75.)
La vivencia fundamental del melancólico de ser un objeto de desecho, se puede observar en la clínica de sujetos en que los vaivenes del odio están en relación a su ser de resto:
Cuando el sujeto esta tomado por la lógica imaginaria, especular se pone de manifiesto el odio al objeto. (…) Primero está la revuelta, el rechazo que se convierte después en rechazo de si (….) cuando logran odiar a un objeto, a un fuera de sí, en lugar de odiarse a sí mismos (…) lo que también permite el diagnostico de melancolías no desencadenadas, en que no se encuentra el delirio de indignidad (…). En esos casos hay que tener en cuenta que quizás se encuentra la melancolía en la prevalencia del odio, puesta sobre distintos objetos. No se ha desencadenado la melancolía por que ha logrado a través de una serie de defensas, odiar objetos para no odiarse a sí mismo. Recurso que lo pone a distancia del desencadenamiento (Soria, 2017, p.26).
Ahora bien ¿qué es lo que caracterizaría en términos nodales a este tipo de anudamiento?
(…) puede explicarse a partir de lo que denomino ex-sistencia (…) si algo ex-siste a algo, es muy precisamente por no estar acoplado a él, por estarle tresado [troise], si se me permite el neologismo” (…) aquí está la clave del abordaje nodal de la cuestión. (..) Lacan está diferenciando dos órdenes de anudamientos: por “acople” o por “tresamiento”, neologismo que alude, claro está, al “lazo de a tres” que conocemos: el anudamiento borromeo. Es decir se trata de la oposición entre el encadenamiento que hemos denominado interpenetración de los anillos y el lazo borromeo. La función del “nombrar para” constituiría así un encadenamiento por acople, por interpenetración no borromeo.“(…) que debe distinguirse entonces, precisamente del anudamiento paterno, amoroso cuya flexibilidad puede entenderse ahora en términos nodales, por su referencia al encadenamiento borromeo que, sostenido de la ex-sistencia reciproca de sus eslabones, lo constituye (Schejtman , 2013, pp. 152-153).
En algunos casos podría tratarse de una melancolía no desencadenada donde el “nombrar para” opera como sinthome, anudando y estabilizando la estructura.
Poder leer de esta manera la lógica un caso orienta en el acto al poder ubicar este modo de nominación y al parletre tomado por la lógica imaginaria, especular, donde se pone de manifiesto el odio al objeto, lo cual permite maniobrar por la vía de un armado simbólico en un primer tiempo del trabajo.
De igual manera la prevalencia de la angustia sin límite, donde es el daño en el cuerpo el punto de basta y que dejan al paciente tomado por ese rebasamiento, requieren del analista, en la transferencia, intervenciones en un primer tiempo en la vía también de posibilitar un armado. Las intervenciones de la analista van entre imaginario y simbólico, apuntando por un lado a la construcción en el campo del sentido y por el otro a ligar el goce en juego en la angustia, por la vía de la repetición significante: la analista va a tomar esos significantes que insisten, que se repiten, hay un trabajo de armado, de construcción, de ligazón.
El acto analítico, apuesta a producir mayor fijación en puntos de vivificación, no trata de anular suplencias sino de lograr que la estructura produzca otras suplencias más ligadas a la vida. Permite orientarse en la maniobra transferencial al ubicar a un sujeto preso en la posición de objeto de un Otro muy consistente, lo que implica el riesgo de una transferencia muy impregnada por lo imaginario, por lo que es importante la posición de Otro en la transferencia desposeído de saber, ofreciendo un semblante de Otro tachado y con un deseo no anónimo en la apuesta, armado y acompañamiento de ciertos proyectos del sujeto, una suerte de partenaire en la construcción de estas nuevas respuestas que posibiliten una trasformación en la economía del goce del sujeto.
REFERENCIAS