La cuestión trans, tal como surge en lo contemporáneo, propone un entrecruzamiento entre cuerpo y época que puede leerse como un exponente de la forma que ha tomado el malestar en la cultura freudiano en su hueso estructural e insubsumible.

Por un lado, deja traslucir el modo en que los discursos de la época promueven erradicar el malestar propio del ser hablante y el malentendido entre los sexos. Proponiendo nombres que declinan al infinito en un intento por amalgamar significante y goce que muchas veces se acompañan por una versatilidad del cuerpo y el semblante que no encuentra tope que agujeree la multiplicidad de respuestas que devienen como posibles e ilimitadas. El prefijo trans en su multiplicidad de usos, cristaliza el intento de resolver el hiato de la identificación por una doble vía: o bien mediante la fluidez identificatoria (usando el prefijo en su referencia a lo transgénero) o con identificaciones que condensan el ser. De la mano de la ciencia, los cuerpos se prestan a las promesas de felicidad que ésta promueve, alimentando el error común de confundir el significante con el órgano y reduciendo el problema de la sexuación a una cuestión de género. Esto produce como efecto, por un lado, ahondar la dificultad de sintomatizar la posición sexuada y al mismo tiempo, propone como horizonte el retorno de un real que, cuanto más se lo intenta erradicar, más feroz resulta en su modo de retorno.

Por otra parte, la cuestión trans con la particularidad que sostiene y desde la singularidad que la clínica enseña, pone al descubierto, los modos que encuentra el parlêtre de arreglárselas con lo disruptivo del goce en el cuerpo y el real que signa la sexuación; soluciones fallidas a veces, inventos logrados, otras. En esta línea, es factible pensar que, si el síntoma resulta una vía de anudamiento, estas invenciones, únicas y singulares, pueden funcionar también como una vía posible. En la disyunción estructural de un goce que resulta siempre en exceso para todo ser hablante, lo trans propone respuestas para habitar un cuerpo donde el parásito palabrero resulta a veces intraducible y perturbador.

El prefijo trans presenta usos varios: que atraviesa; al otro lado; o que denota un cambio.

La pregunta que se sostiene es si efectivamente lo trans atraviesa la lógica sexuada bajo la cual padece su encierro o mas bien denuncia que se encuentra preso en el binarismo que pretende hacer existir la relación sexual; poniendo en cuestión a Butler y su teoría performativa.

Paula Husni, 7 de Abril, 2021