Por Gloria Aksman

Una numerosa y dinámica sala nos esperaba el mediodía del martes 26 de abril, día en el que se llevó a cabo la Segunda Conversación de RUA.

Muy atenta a lo que está por suceder, Flory Kruger me pide que tome nota del acontecimiento.

Mis impresiones:

Luego de la muy interesante intervención de los expositores de la mesa el púbico comenzó a tomar la palabra para hacer saber tanto de la situación en la que se encuentra el psicoanálisis en las distintas localías, como así también, hacer escuchar cuáles son las prioridades que se supone el funcionamiento de RUA debería considerar.

Se continúa de este modo avanzando sobre temas que no solo hablan de la presencia de las características propias de cada lugar sino con las vicisitudes del trabajo de los analistas que ejercen en las diferentes Universidades, ya sea en el grado como en los Posgrados, Extensión, Hospitales, Residencias, etc.

Una pregunta como columna vertebral recorrió la reunión:

¿Cómo podemos desde RUA articular las experiencias que se conocen en este aspecto?

En Chile, por ejemplo, la Cátedra Libre de Psicoanálisis hace surgir el post-título de Psicoanalista de Orientación Lacaniana con Niños.

En Ecuador sitúan la importancia de ubicar la clínica del sujeto como prioritaria en las Maestrías que se llevan a cabo, tanto la de carácter comunitario como Maestrías de carácter universitario.

En Buenos Aires, La Plata, dictado en Cátedras Libres, Seminarios Anuales, publicaciones de revistas, etc.

Se destaca la importancia de realizar «convenios marco» con universidades de otros países y con Paris 8, 7 y 5.

En la Universidad de Buenos Aires los colegas señalan la presencia de Cátedras con dispositivos asistenciales en Hospitales Universitarios y su presencia en los diferentes Servicios médicos. Se encuentran en marcha proyectos de convenios con Paris 8 y articulación con UNSAM.

Lugares como Córdoba donde la marca singular de la Universidad está dada por la presencia de analistas del CIEC. Su armado de orientación Milleriana le da la consistencia teórica y lógica de esta orientación. Se destacan convenios con Bello Horizonte y la UNSAM.

Lo que se presenta como obstáculo es el cuello de botella con las tesis. No hay suficientes directores de tesis.

A partir de aquí, se abrieron puntos de debate:

  • ¿Qué dirección para un taller de tesis?
  • Hacen falta profesionales idóneos para dirigir tesis! Queridos colegas!
  • Lo nuclear es la cuestión epistémica!

Se percibe que una interrogación fundamental recorre, por momentos, la reunión: ¿a qué apunta la creación de una Maestría de Psicoanálisis?

Finalmente la pregunta se formula y se responde: atañe a la confrontación con el discurso de la evaluación. Hay que proteger a los analistas frente al avance de este discurso.

No perder esa perspectiva. Ya que se trata de que lo real de la formación del analista no se resuelve en ningún lugar. Es saber hacer uso de los semblantes institucionales.

Y ahora podemos volver a preguntarnos y tal vez convenga hacerlo ¿a qué apunta la creación de RUA?

En esta segunda reunión, mi impresión es que toma relieve como marco y soporte para poder realizar un intercambio productivo con los colegas que nos desempeñamos en las instancias académicas universitarias. Se torna necesario avanzar en las cuestiones que guían nuestro trabajo en ese contexto. RUA es el espacio apropiado para el debate, para la interrogación, para la reflexión acerca de lo que guía nuestra labor en esos ámbitos.

RUA implica la posibilidad de hacer progresar los lazos necesarios (banco de datos de directores, por ej.) pero también los conceptos que orientan la tarea.

Ya terminaba la reunión, seguíamos conversando…sigamos, de eso se trata.

Como dijo al finalizar Mauricio Tarrab: lo que nos guía es la pregunta ¿Cómo enseñar lo que el psicoanálisis nos enseña?