28 de abril de 2016-Río de Janeiro

La Violencia y las Mujeres en América Latina

Heloisa Caldas – EBP (Relatora), Maria Cristina Giraldo – NEL, Jorge Chamorro – EOL

El informe de las tres escuelas americanas[1] participantes del Observatorio 1: «La violencia y las mujeres en América Latina» destaca tres aspectos: violencia de género; embasamiento de las políticas relativas a la violencia y a las mujeres; la cuestión de la víctima que atraviesa los dispositivos de tratamiento; y la acción lacaniana que, como la NEL apunta, se orienta por lo que dice Miller en Un esfuerzo de poesía: […] se coloca la cuestión de saber lo que puede, junto al acto psicoanalítico, tal como Lacan lo ha definido, instaurarse como acción psicoanalítica, osaría decir, acción lacaniana, que atribuye a ese acto psicoanalítico las consecuencias que puede tener en la sociedad»[2].

De esa forma, cuestionamos si lo que hemos hecho en el Observatorio 1 de la FAPOL tiene el estatuto de acción lacaniana.

La violencia de género

El informe de la EOL en una lectura psicoanalítica del axioma «violencia de género», destaca que la mujer sostiene una forma particular de gozar amenazadora a la identidad del hombre, provocando su violencia. La EBP agrega el desplazamiento lacaniano: la diferencia lacaniana no se fundamenta en la anatomía ni en estereotipias culturales, pero sí en la predominancia de una entre dos modalidades de goce[3]: goce fálico y goce no todo fálico, sin que el primero corresponda necesariamente al hombre, ni tampoco el segundo, a las mujeres. En la propuesta de la sexuación no tenemos una oposición de exterioridad o antinomia entre fálico y no todo fálico, más bien de extimidad, vivida de forma singular por el parlêtre entre el campo del significante, que rige el falo, y lo fuera de lo simbólico de un goce suplementar.

En esa dirección, los colegas de la EOL cuestionan se existe la violencia de género, cuya clasificación transforma jurídicamente un homicidio en feminicidio, pero sin interrogar el axioma que define el feminicidio como tal.

A rigor, las designaciones de género, binarias o múltiples, no ayudan a esclarecer la cuestión de la segregación, más amplia y presente en la violencia dirigida a lo femenino, cuyo goce indecidible e innominable acciona defensas violentas frente a la alteridad: las mujeres, los locos, los niños y otras razas, son buenos ejemplos. Al contrario, la expansión de las identificaciones han generado más segregación, como Lacan ya había dicho en Televisión.

Nombrar el crimen de feminicidio ayuda, por lo tanto, a destacar el problema criando recursos para su criminalización y para políticas públicas de asistencia frente a su insistencia contemporánea. Entretanto, los caminos ideológicos y legislativos, al analizar el fenómeno, acaban por dibujar la figura del hombre violento, sin llevar en cuenta la estructura que lo provoca en la raíz de la violencia.

La EOL también apunta la violencia del tráfico como ejemplo de lo mismo. Más allá de la legislación y de los cuidados que buscan proteger a las víctimas del tráfico, se condenan las mujeres que trabajan en el comercio sexual. Es necesario examinar objetivos y consecuencias de las legislaciones que extienden el espectro de la violencia sobre la mujer desde la violencia física y psíquica a todo tipo de discriminación, porque son leyes que suponen la mujer víctima, débil y discriminada.

Por otro lado, las políticas de empoderamiento de la mujer pretenden ocultar la particularidad de lo femenino que, entretanto, no se deja subsumir en lo unisex promovido por la sociedad actual; teniendo en cuenta que, a pesar del empoderamiento de las mujeres, la discriminación continua existiendo. Desconocer la particularidad de lo femenino es otra forma de discriminación. El «todos iguales» del unisex, exige la más fuerte de las discriminaciones, la asimilación, como apunta Milner.[4]

En la investigación de la EBP, se destaca que el psicoanálisis no podría ser contrario a las políticas de empoderamiento de cualquier minoría. Son políticas bien venidas, por apoyar sujetos del lenguaje a apoderarse de significantes y, con eso, advenir en el habla. Observamos, sin embargo, que las políticas de empoderamiento de la mujer siguen la lógica fálica haciendo obstáculo al tratamiento de lo que está en cuestión en la violencia dirigida a lo femenino: lo que escapa al decir. A pesar de las ventajas de permitir ocupar la posición de agente en el discurso, el psicoanálisis apunta que transitar en el discurso no es todo. Para tratar de la cuestión de lo femenino es preciso un paso más. Una vez alcanzadas las condiciones de ciudadanía necesarias, no se resuelven las cuestiones inherentes a la sexuación en las parejas. Las mujeres empoderadas pueden y deben tener los mismos derechos de ciudadanía que los hombres, desde que eso no signifique que tengan que ocupar el lugar del amo sexista, puesto que la falicidad no resuelve la diferencia sexual. En eso reside el peligro de que, en la revolución, apenas se pase al lugar del amo sexista destronado. Cuando, frente al convite a proferir el discurso del amo, el discurso histérico triunfa, como los colegas de la EOL acentúan, tenemos una inscripción social de la fantasía histérica en la posición de maltratada o abusada. Podemos pensar entonces sobre lo que Lacan mostró como la inercia de la revolución: a través del empoderamiento se pasa del Discurso Histérico al Discurso del Amo, sin que el enigma del objeto se aloje, una vez que resta recalcado.

La victima

La posición de la víctima es subsidiada, a rigor, menos por las mujeres como conjunto – visto que él no existe – que por los discursos corrientes de victimización de la mayoría de las instituciones jurídicas, de asistencia social y de salud mental. Una primera paradoja que adviene de la victimización aparece cuando, en la escucha de las mujeres que buscan protección en los servicios de la red de tratamiento de la violencia, se puede observar la demanda de una identificación que substituya el vacío de la identificación amorosa – suplencia en las parejas de la inexistencia de l’A mujer y de la relación sexual –, cuando una mujer maltratada cae de la posición de amada. De acuerdo con colegas de la NEL, el significante ‘victima’, es uno de los S1 que hacen parte del discurso del Otro social, pero si la fijación en la identificación a la víctima no es evitada, se impide una responsabilización subjetiva que pueda modificar la reincidencia de la violencia en las parejas. A ese respeto, la NEL buscó diferenciar el uso del término víctima en el discurso social y en el psicoanálisis, al estudiar las organizaciones que se ocupan de la violencia y de las mujeres. En entrevistas, dejando-se enseñar al interrogar las premisas de esos discursos, evitaron alienarse a las premisas del discurso social o producir resistencias en las instituciones. En ese sentido, alcanzaron algo del orden de una acción lacaniana, al colocar en cuestión algunos prejuicios sobre la ideología feminista. Sorprendió la utilización de la noción de víctima como estrategia. Muchos sujetos tuvieron que pasar por esa nominación, valiéndose de ella como un semblante que les permitiera luchar por sus derechos, construyendo así una salida política de la posición misma de víctima. Son resaltados efectos producidos por algunas iniciativas sociales que constituyen respuestas de resistencia pacífica y contribuyen para el restablecimiento bajo nuevas bases del lazo social desecho por las violencias. Son ejemplos que no se reducen a la victimización, pero que hacen de ella un recurso social y subjetivo para salir a delante de eso. Todavía se sitúa un elemento que produce resistencia al psicoanálisis en las instituciones y frente al que es preciso hacer un cálculo, a cada vez, al considerar que el psicoanálisis niega, de entrada, la existencia de hechos victimizadores en la perspectiva del trauma y de la pulsión, o sea, hay una negación del trauma privilegiándose el lado de la pulsión. Bajo este sesgo, retornamos a la indicación del informe de la EOL: es preciso considerar, en los fundamentos de la posición de víctima, el masoquismo femenino que Freud desenvolvió y Lacan esclareció como una fantasía masculina. Para la EBP, es relevante considerar la pulsión y sus paseos por la maquinaría de la fantasía independiente de la anatomía de los cuerpos que habita. Cabe, entretanto, estar atento a la posición de desamparo, de la cual el sujeto adviene a través de la experiencia como objeto de un goce que lo ultrapasa. Hay un goce femenino que ultrapasa el goce fálico que, en las ropajes de hombre=fálico y mujer=femenino sostienen, como dicen los colegas argentinos, los fenómenos de agresión a las mujeres por celos o separación, en especial, cuando ella se aleja. Es cuando ella pasa a encarnar el goce femenino. El hecho es que, segundo las colegas de la NEL, «la mujer maltratada», como síntoma social, sitúa la mujer en la posición de objeto de la violencia. Lo que levanta una pregunta desde el psicoanálisis, una vez que todos somos víctimas del inconsciente, aunque de manera singular y, como mostró Miller, en Donc, la victimización del yo es inevitable. Por lo tanto, el cuestionamiento de la articulación entre mujer y víctima se sostiene en la diferencia entre trauma y pulsión, entre las formas de violencia contra la mujer y la cuestión sobre el goce implicado en eso, entre las diferentes formas de consentimiento de la mujer a la posición de objeto y la responsabilidad que le corresponde.

Acción lacaniana

En el punto en que estamos, nos preguntamos se hay una acción lacaniana sobre la violencia y las mujeres, presente en el interior de las Escuelas de la FAPOL cuando grupos de trabajo hacen red con integrantes interesados en el tema y un producto colectivo empieza a surgir.

Resaltamos aun un esfuerzo de poesía cuando tomamos los sintagmas de la época – «violencia de género», «feminicidio» y «empoderamiento», entre otros – no para contestarlos, pero para establecer condiciones de diálogo con los saberes que los sostienen y así tentar ir más allá de ellos, transmitiendo alguna contribución del psicoanálisis.

En ese sentido, la NEL comenta lo que ha hecho y planifica:

– Aunque no sea posible calcular si las entrevistas iniciales produjeron efectos en los entrevistados, pudimos cernir algunas consecuencias: la demanda de ayuda por parte de la Dirección del Museo Casa de la Memoria en Medellín,[5]de producir algún esclarecimiento sobre los impasses que el Museo ha tenido en el trabajo con las víctimas.[6] La conformación de un grupo de trabajo de la NEL-Medellín y la Coordinadora del observatorio en la NEL con el directorio del Museo. Hubieron varias reuniones donde se situó la resistencia de las víctimas en salir de la posición de objeto de la violencia y construir proyectos con otros. A partir de una posición política, la mayoría «permanece en la demanda y en la queja», y además, invierten la demanda: es el Museo que necesita de ellas en la cualidad de objetos privilegiados de satisfacción de necesidades; no colocan el SsS en el Museo, lo que hace obstáculo al trabajo. Se destaca cómo el propio Estado propicia esta adhesión identificatória y su respectivo goce, al definir la intervención como asistencia alrededor hechos victimizadores.[7]

– Otra consecuencia fue el trabajo de Beatriz García Moreno, en Bogotá, con un grupo de mujeres organizadas en una institución, que después de reuniones colectivas, demandaran un trabajo clínico individual. Son mujeres en funciones dirigentes. Ahí se verificó que la militancia obstruye la pregunta por la que se consultaron, dándoles un ser y haciendo obstáculo a que continuen. Las instituciones esperan una respuesta social y eso dificulta el trabajo del psicoanálisis.

– Actualmente han sido formados grupos de trabajo con Miembros y Asociados de la NEL para participar, en la vertiente del Observatorio, en las Conversaciones «Violencia, un nombre para el mal-estar actual», que tendrá lugar en las IX Jornadas de la NEL, Violencias y pasiones. Sus tratamientos posibles en la experiencia analítica, que irán realizarse en Guayaquil, en octubre de este año.

La EBP relata:

– Desde los primeros pasos de la investigación, buscamos la colaboración, formando un grupo de personas que trabajan en dispositivos o estén interesadas en el tema, abordando las dificultades en la implicación de los sujetos en su queja.

– Entre ellas destacamos Cristina Fernandes, Directora del Ciam Márcia Lyra, un dispositivo de atendimiento multidisciplinar modelo de asistencia en la red de combate a mujeres víctimas de violencia en el Estado do Rio de Janeiro. Las reuniones teórico-clínicas en ese CIAM nos han ensenado mucho sobre las paradojas causadas por el empoderamiento y las múltiples identificaciones en los servicios que definen, incluyendo y segregando, la destinación de verbas en función del público de interés.

– Buscamos también un apoyo para la investigación en la Universidad del Estado de Rio de Janeiro (UERJ), envolviendo alumnos y pesquisidores interesados en el estudio y en la clínica en el Servicio de Psicología Aplicada – SPA. Los atendimientos de la pesquisa hechos en este servicio han repercutido, promoviendo otras demandas e interlocuciones con órganos públicos, como tribunales de familia y consejos tutelares.

– Contamos también con la investigación sobre «Clínica y política del acto», en el ICP-RJ, instituto filiado a la EBP-Rio, en especial sobre el acto violento, y un trabajo psicoanalítico posible que rescate la subjetividad del tiempo de comprender atropellado en los pasajes al acto.

– Recientemente debatimos con pensadores de otros abordajes en el Segundo Congreso Internacional sobre LGBT – Psicología y otros saberes, en marzo de 2016, en Rio de Janeiro, tratando específicamente de las paradojas de múltiples identidades y sus empoderamientos.

– Muchos textos han sido publicados, en especial, en Opção Lacaniana online nova série, revista digital de la EBP, disponible en: www.opcaolacaniana.com.br

Rio de Janeiro, abril de 2016.

Heloisa Caldas – EBP (relatora)
Jorge Chamorro – EOL
Maria Cristina Giraldo – NEL

NOTAS

Traducción: Paola Salinas

  1. NEL: miembros del equipo y vertientes de trabajo:
    María Cristina Giraldo: Trauma y pulsión en la violencia y las mujeres.
    Beatriz García Moreno: Belleza, violencias y pasiones.
    Susana Dicker: Violencia y mujer – como se articulan las pasiones del Otro y las del parlêtre?
    Jimena Contreras: Violencias y pasiones en las parejas.
    EOL: equipo y colaboradores:
    Jorge Chamorro (responsable), Marcelo Marotta, Daniel Millas.
    Colaboradores: Andrea Berger, Andrea Brunstein, Claudia Zampaglione, Graciela Campanella, Paula Szabo y Diana Paulozky.
    EBP: equipo y colaboradores:
    Heloisa Caldas (coord.), Cristina Drummond, Ondina Machado e Patrícia Badari.
    Colaboradores: Ana Stela Sande (EBP-BA), Cristina Fernandes (CIAM Márcia Lyra), Elisa Alvarenga (EBP-MG), Eliane Nunes (SP), Felipe Ortolani (SP), Graciela Bessa (EBP-MG), Heloisa Buarque de Hollanda, Hebert de Souza (MG), Maria José Gontijo Salum (EBP-MG), Mario Elkin Ramirez (NEL-Medellin); Marisa Morao (EOL-Córdoba); Rita Manso de Barros (UERJ), Sonia Couto (MG) e Wilker França (BA).
  2. Miller, J.-A., Un esfuerzo de poesía, Curso de La Orientación Lacaniana III, 4, Decima primera sesión, miércoles 5 de marzo de 2003, inédito.
  3. El psicoanálisis va más allá de la categoría de género por vías distintas de las de Judith Butler, que propone normas reguladoras performativas, transcendiendo al binarismo hombre/mujer, apoyados, segundo esta autora, en una sustancia esencial. En la perspectiva de Butler y Preciado, las normas son consideradas performativas y sospechosas de favorecer el predominio heterosexual. El desmontaje de las identidades normativas que preconizan, deja un campo permanentemente abierto a la transformación sin que se coagule una identificación.
  4. Milner, J.-C. Les penchants criminels de l’Europe démocratique. Paris: Verdier, 2003.
  5. Lucía González, Directora del Museo.
  6. ¿Qué es el Museo? http://www.museocasadelamemoria.org/El-Museo
  7. Este trabajo fue suspenso antes de su conclusão, debido à mudança na Direção do Museo.