Mesa de trabajos clínicos
Para abrir la mesa Silvia Salvarezza nos presenta el Caso Elías, atendido por Monica Gatti Licenciada en Trabajo Social del Servicio de Atención en maltrato y Abuso Sexual a Niños, del Hospital Castro Rendón de Neuquén. La presentación es en torno a un niño de 12 años, devuelto de una guarda pre adoptiva por el temor de los pretensos adoptantes frente a las reacciones de enojo del niño. Se recorta una frase de Elías “Por lo menos lo que quiero es que me hablen.”
En la historia del caso, lo que antecede son escenas de violencia con la pareja de su madre, denunciadas por los vecinos. Esta es la manera en la que el niño ingresa a Defensoría, inicia tratamientos y es medicado. Versa a lo largo del relato de Silvia, situaciones en las que las decisiones judiciales avanzan sobre las posibilidades de Elías de estar con su madre, no quedando claro si entre ellos había antecedentes de violencia, y si la decisión de darlo en adopción había sido verdaderamente tomada por esta madre.
Las preguntas de Silvia giran en torno al malfuncionamiento institucional, que genera que los niños que ingresan y se judicializan por destrato, vuelvan a vivir destrato al institucionalizarse. Y retoma de Alejandro Daumas la siguiente frase: “La infancia es la pesadilla que la modernidad ha construido pacientemente.”
Leticia pone el acento en la importancia de la escucha y dirección del analista quien apunta al caso por caso y a la singularidad, y la diferencia con un psicólogo “psico algo” quien se carga al hombro la miseria del mundo.
Toma la palabra Cecilia Bauer presentando su trabajo que consta de dos casos “Una madraza” y “No puedo hacer nada porque soy menor.”
Ambos casos son acompañamientos de madres en denuncias de abuso sexual. En el primer caso el relato de la madre transmite los tiempos lógicos necesarios para poder darle lugar a la denuncia, y la posterior decisión de instar acciones penales. El lugar de la analista pudiendo acompañar esta posición sosteniendo el respeto por el tiempo de subjetivación. En el segundo caso, el relato versa sobre la decisión de una adolescente en no efectuar la declaración. Se plantea la tensión entre las decisiones posibles de un “menor de edad” categoría jurídica y por otro lado el lugar al decir que puede dar la escucha de un analista.
Cecilia finaliza “Siendo el sujeto la ética de nuestra práctica, el psicoanálisis nos convoca a intervenir en el ámbito del derecho, dando lugar al cuestionamiento del discurso jurídico -que se presenta como amo-, interviniendo sobre un sujeto particular, pudiendo así transformar la causa jurídica en escucha de la singularidad.”
Se plantea en la mesa la cuestión de si el analista tiene con quien hablar en estos dispositivos jurídicos y si es tomado en su intervención.
Toma la palabra Silvia de Luca quien presenta un caso del centro asistencia a la victima de San Martín, como perito psicóloga. Una denuncia en contexto de guardia. De una niña de 6 años. un pedido de asistencia a la niña en la declaración y sobre la verosimilitud de los dichos.
El caso introduce la diferencia entre un relato de abuso sexual, de ante mano situado en esta categoría, y por otro lado un “encuentro contingente de un S1 con el cuerpo y sus efectos sobre la sexuación.”
Un profesor que profiere dos toques en el cuerpo que orientan a una niña a saberse nena, y a poder confrontar a su madre con su deseo de haber tenido un varón, pero dejar de responder a ello.
En la mesa se insiste sobre el aporte del analista en la lectura diferente y en el aporte en los casos que se trabajan en los dispositivos judiciales.
Leticia plantea como en el observatorio venimos pensando en la importancia de pensar la aplicación ley en la practica y su incidencia en la subjetividad. Es importante dejarnos enseñar y saber como se deciden los temas de familia en los juzgados. Estar al tanto de las distintas lecturas de la misma ley para así poder pensar como aportar desde el psicoanálisis para esta causa.
Se espera de los observatorios, elucidar el estado de un tema en la cultura en un momento y en un lugar determinado. Escuchamos la relación de la aplicación de la ley a rajatabla y la angustia como efecto, como así también el empuje a la evaluación y al protocolo.
Leticia cita a Lacan: “como podría hacer de su ser el eje de tantas vidas aquel que no supiese nada de la dialéctica que lo lanza con esas vidas en un movimiento simbólico?”.
Esta pregunta atañe al analista como a los profesionales del derecho que están implicados en el discurso jurídico. Esta pregunta responde a que conozca bien su espiral a la que su época lo arrastra y sepa su función de interprete de la discordancia de los lenguajes, subrayando la función del analista como interprete de la discordancia de los lenguajes. Sobre todo, en la actualidad cuando tenemos de interlocutores a otros sectores del saber, saber jurídico, la justicia con los que tenemos que traducir nuestra jerga lacaniosa y en ese sentido el observatorio permite un ejercicio para nosotros, los analistas.
Guillermo Belaga transmite que detrás de una madre hay una mujer, y que los tres casos, marcan un poco eso. Ser abusado es una catástrofe pero mas traumático es el silencio del abuso y ese silencio marca a la madre como mujer. El silencio de no denunciar, o de denunciar de qué manera. En ese punto es interesante el papal de mediación de los juzgados, al dar la palabra a esos niños, se rompe con ese silencio. Ponen en lugar al sujeto en su sexualidad. En el caso de Elías nadie se detuvo a pensar en la madre, hay una imposición, un estrago a partir eso, una neurosis de auto punición. Una decisión termina siendo un destino. En el caso de Silvia, eso que parecía un abuso en realidad la saca de la indeterminación, de la decisión de la madre sobre ella. La imposición superyoica, la saca de un impás, lo mismo con los casos de Cecilia muy entramados en la sexualidad de las madres.
Toma la palabra alguien del público: Detrás de las madres están las mujeres muchas veces silenciadas, citando “La impotencia aprendida” cuanto se ve esto en el sistema judicial y la relación con el sistema patriarcal, la sexualidad de la mujer, un sistema judicial habilitador de esa palabra silenciada. Las mujeres las vienen callando hace mucho tiempo. Y el sistema judicial tiene que ser un habilitador.
Silvia de Luca comparte de Lacan una indicación: “la acción del analista se detiene dónde empieza la acción policial”, planteando el borde que hay que manejar para no operar de mala manera.
Cecilia plantea que su manera de ser escuchada como parte del equipo tiene que ver con la astucia de como uno transmite lo que sucede en la entrevista, marcando de esa manera su posición analítica y su estrategia para darle lugar en un dispositivo jurídico enmarcado en el discurso amo.
Belén Vigil Mendoza
Argentina 2019