Pasaron mas de 11 años desde aquel mítico encuentro en Belo Horizonte con Ernesto Anzalone en donde puso en acto del deseo de algunos colegas uruguayos de trabajar junto a la EOL. Quizás fue la contingencia del lugar pero hoy podemos decir que se abría un bello horizonte para ese hacer juntos que ha devenido compartir la misma Escuela.

La Escuela de Lacan está hecha para hacer avanzar el psicoanálisis y eso está en manos de los psicoanalistas. La Escuela también será un refugio frente al malestar en la cultura sin abandonar sus fines primarios de devenir una asociación de investigación para el progreso de la práctica analítica. Eso le da una gran fuerza libidinal.

Al cierre del ENAPOL pasado he recordado lo que Miller señaló en el homenaje a Lacan de 2001, en donde planteó que una Escuela es algo muy delicado, es una flor, para sobrevivir necesita del respeto de sus miembros. “Una Escuela de Lacan es cosa de amor, es una elección de amor entre sus miembros y no puede soportar muchas tensiones muchas intrigas,”. Trabajar sobre el amor produjo y enriqueció los lazos en los que nos sentimos tocados por la Orientación lacaniana.

La Escuela que Lacan fundó, marco de todas las creaciones subsiguientes de otras Escuelas, se presenta como el lugar de articulación de dos nociones fundamentales: la transferencia y el trabajo. Se trata entonces de dar cuenta no sólo de la lógica que funda el trabajo de la transferencia, sino también de la transferencia de trabajo, que Lacan sitúa como la única vía de transmisión de la enseñanza de un sujeto a otro.

La última clase del Seminario XI inaugura un nuevo momento en su enseñanza: la Escuela había sido fundada. Allí se ocupará del deseo del analista, y de ubicar la posición del analista retomando “Psicología de las masas…” El analista se debe apartar de la idealización que la transferencia produce, y volverse el soporte del a separador según “su deseo”.

Al encarnar el objeto a, Lacan unió la práctica analítica con la estructura de la Escuela que fundó, e introdujo el corte fundamental con la IPA:  la autoridad basada en el discurso analítico.

En 1973, al concluir la última clase de Aún, Lacan recordó cómo en los últimos diez años, había decidido continuar con su seminario, por razones en las que se mezclaron el destino, y las ganas de complacer a algunos. “…nunca he sabido en 20 años, si iba a seguir el año siguiente. Eso forma parte de mi destino de objeto a.”[1]

Al hablar del objeto a hablamos de los afectos, del cuerpo. Hay afectos que aumentan o ayudan a la potencia de actuar planteó Spinoza, referencia fundamental de Lacan. El principal de esos afectos es la alegría, la que compartimos ahora con la creación de la Delegación Uruguay y la presencia decidida de la Escuela de la Orientación Lacaniana, de la FAPOL, de la AMP.

Hace algunos años cuando nuestra querida Flory Kruger al finalizar su trabajo como presidente de la FAPOL se refirió a los amigos uruguayos de esta manera : Si bien la FAPOL aloja a las 3 Escuelas de Latinoamérica, el Consejo de la AMP ha aceptado una excepción, incluir al Grupo Lacaniano de Montevideo, el GLM, dentro de su estructura y reconocerlos como pertenecientes a la FAPOL y, por consiguiente, a la AMP. Se trata de un grupo que viene creciendo mucho en los últimos años en Uruguay”. Evidentemente es una constatación. Y así concluyó Flori:  “Su Dirección han realizado un muy buen trabajo de transmisión, generando transferencias que promueven su extensión. Su perspectiva es prometedora”. Flory estaba acertada.

En estos 11 años del GLM hemos compartido búsquedas, investigaciones en el psicoanálisis de la orientación lacaniana, sobre la práctica del psicoanálisis en reuniones, jornadas, conferencias, en los grupos que han dejado marcas de los efectos de la formación de analistas.

En estos 11 años también nos ha tocado compartir alegrías y tristezas, porque la transferencia de trabajo da como resultado amigos en el psicoanálisis.

Ahora la Escuela de Lacan está en Uruguay bajo la forma que adoptamos en estas tierras rioplatenses para todos los residentes uruguayos que quieran saber, que quieran compartir el lazo creativo del psicoanálisis de la orientación lacaniana para que se embeban de su libido y, a partir de ahora, que se conozca como se analiza hoy en la Escuela de la Orientacion lacaniana en esta querida República uruguaya. La Escuela de Lacan ya está en movimiento en Uruguay.

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Presten atención, que redoblen los tambores para mostrarla, que se sepa  nuestra gran alegría y a partir de ahora “Agarrate Catalina.”

[1] Lacan, J.: El Seminario, Libro 20, Aún, Paidós, Buenos Aires, 2008, p. 176