Lizbeth Ahumada Yaneth

En el marco del XENAPOL, en octubre del año pasado, a propósito de un intercambio que sostuvimos (se puede ver el video), Eric Laurent planteaba que América era un gran laboratorio para estudiar los casos en que la religión católica, de la mano de los jesuitas, avizoraba los grandes sismos que introducían los síntomas como expresión de una locura generalizada. Hablé con él del caso de una reconocida mujer trans en Colombia que, bajo la tutela de la universidad de los jesuitas, ha conquistado lugares académicos de gran reconocimiento desde los cuales realiza un activismo de la causa trans.

Con el objetivo de animar una conversación en este contexto, y a sabiendas que tocaré solo uno de los aspectos de esta interesante provocación de Laurent, que ciertamente retomaré, quisiera aludir a cierta función de legitimación que desempeña el discurso universitario en la avanzada del pluralismo que da lugar a hablar de “sexualidades” hoy día, a partir de la promoción de la verdad como correlato de un ideal que es, en sí mismo, imposible de alcanzar. Lacan ha planteado que “es muy tentador pegarse al S1, significante amo que es el secreto del saber en su situación universitaria”[1],y recordemos que este significante, al ubicarse en el lugar de la verdad, resulta inoperante, inútil en términos prácticos. Lacan advirtió que saber y verdad son incompatibles, y añadió: “que uno tenga todo que aprender de la verdad, es un lugar común que condena a cualquiera a perderse en ella. Que cada uno sepa de ella un trozo, eso bastará, y hará bien en quedarse ahí. Hasta lo mejor será que no haga nada con ella. No hay nada más traicionero como instrumento”[2] .

En su cuenta de tweeter[3], Brigitte Baptiste, mujer transgénero de 58 años, tiene un tweet fijo: “Acá no se discute para tener razón sino para construir verdades compartidas. Con total libertad de expresión”. Baptiste es una reconocida bióloga, considerada una experta en temas ambientales y de biodiversidad y una importante líder en diversidad de género; por ello mismo, un referente en la consecución de importantes puentes entre la universidad, la política y la ciencia. Además de ser incluida por Forbes Colombia entre las 50 mujeres más poderosas del país, se encuentra entre los 25 expertos mundiales de la Plataforma Intergubernamental para la Biodiversidad y los Servicios de los Ecosistemas (IPBES); preside el Comité Asesor de Políticas Científicas del IAI (Iniciativa Ambiental Interamericana para el Cambio Global) y es miembro activo del Comité Científico del Programa Global PECS (Ecosystem Change and Society).

Su transición inició en el 2002 haciéndola coincidir con su trabajo como docente en la Facultad de Ecología de la Pontificia Universidad Javeriana. “Brigitte” se manifestó frente a estudiantes y directivas universitarias, a partir de lo que ella llama su “despatologización”[4]. No sorprende que considere la universidad como su casa, ni que le profese profundo respeto y admiración. Bajo el techo de la universidad de los jesuitas, pasó de ser un estudiante de biología a Brigitte, la profesora que empezaba el ascenso en su trayectoria académica y profesional. Años después fue nombrada directora del prestigioso Instituto de Investigación de recursos biológicos Humboldt; y actualmente es la rectora de la universidad EAN (Escuela de Administración de Negocios), enfocada en el emprendimiento sostenible.

Con una familia establecida, esposa y dos hijas, Baptiste plantea que su identidad de género está articulada a una concepción de naturaleza: no en tanto semblante sino en tanto real. En este sentido puede decir que no hay nada más queer que la naturaleza[5], modo de hablar de un despliegue de goce de la naturaleza que nombra raro y excéntrico y que constituye una cualidad que ayuda a los retos del cambio climático. Es en este sentido en que alude a, por un lado, los resultados de investigaciones que revelan la existencia de ejemplares transexuales en diversas especies y, por otro, a la evidencia de que cada vez hay más frecuentes reportes científicos al respecto. De este modo, existe para ella una relación entre la construcción de identidad sexual y de género entre los seres humanos y la biodiversidad[6]. Brigitte Baptiste organiza su mundo partiendo de su posición en el discurso universitario y hace de ello una extensión a la vida humana. Llega a plantear que en 100 o 200 años el destino de la humanidad será el de migrar a otros planetas y solo la diversidad dará la capacidad de adaptación, al punto de hacer un llamado: “…el futuro nos depara multiplicidad de alternativas y de opciones…hay que darle la bienvenida a lo extraño[7]

En congruencia, plantea que las políticas ambientales no deben dirigirse al verde genérico de la naturaleza, sino que deben tener en cuenta un constante cambio de las especies en su relación y evolución activa[8].  Ciertamente, en este punto podemos afirmar, a partir de una indicación de Lacan, que esta idea en el marco de su disciplina responde al hecho de que “…lo real no esté de entrada para ser sabido; es el único dique para contener al idealismo”[9]


[1] LACAN, J. Libro 17. El reverso del psicoanálisis. Ed. Paidós, Barcelona 1992. Pág.199

[2] Ibid.

[3] @Brigittelgb

[4] Ver entrevista:  https://www.youtube.com/watch?v=9CIBkx0grkI&ab_channel=ELTIEMPO

[5] https://www.youtube.com/watch?v=zJC1fsaCbnI&ab_channel=TEDxTalks

[6] Ideas expresadas en la conferencia de TED talks. Ibid

[7] https://www.youtube.com/watch?v=9CIBkx0grkI&ab_channel=ELTIEMPO

[8] Ibid.

[9] LACAN, J. Libro 17. Pag.201