Por Alicia Yacoi

La ley argentina reconoce a los sujetos nacidos a partir de las Técnicas Humanas de Reproducción Asistida, THRA, como una de tres fuentes de filiación. En consecuencia, los sujetos pueden demandar información sobre su origen, en casos especiales.

Si bien desde la perspectiva de la ley queda zanjada la cuestión de la naturaleza jurídica del embrión implantado a partir de la decisión afirmada por la voluntad procreacional y el consentimiento informado, nos sorprendió el hecho de que aún en la dimensión del “todo es posible” que abren estas técnicas, se trata de incluir, aunque sea en mínima parte una carga genética de los sujetos que demandan la intervención. ¿Un signo de la angustia de los científicos?

No fue tan sorpresivo el que muchas mujeres testimoniaran de la irrupción de síntomas, aún más con el éxito del tratamiento. La emergencia de angustia, y la aparición de una ideación obsesiva en una joven respecto a que ¿“su”? bebé de meses al mirarla no la reconocía como madre, testimonia de una mirada devenida persecutoria. Resultó vano el cuidado de brindarle una hija a imagen y semejanza.

La biotecnología interviene sin ocuparse de las consecuencias, “Se toca a lo real por todas partes según los avances del binario capitalismo-ciencia”, Miller lo decía en 2014[1].

Si algo hace señal de afectar el cuerpo real, el cuerpo levanta campamento, dice Lacan en el Seminario 23. Lo que no concuerda con nuestra imagen corporal, y así sitúa Lacan el amor propio, sacude la consistencia Imaginaria, que dista mucho de ser un esquema corporal, produciendo efectos de angustia, impacto de la ciencia sobre el cuerpo, cuando no se plantea un cálculo subjetivo. ¿Cuánto puede soportar un cuerpo?

En el mismo texto para Miller “el orden inmutable de la reproducción está en (…) transformación”, (…) en especial (…),”las perspectivas (…) de mejorar la biología de la especie”[2]. Es en relación a la “perspectiva” de obtener un bebé de diseño que Marco Mauas[3] nos advierte que es un debate frente al que estamos en retraso.

Es en 1985 que queda fechado un acontecimiento en la historia de la genética: poder copiar fragmentos de ADN. Rápidamente se montan laboratorios, se originan investigaciones. Se hace posible resolver casos de paternidad, prevenir enfermedades genéticas. En una temporalidad vertiginosa, en la actualidad empresas como 23and Me, My Heritage, Family TREE DNA, etc. proveen con mucha facilidad análisis de ADN para conocer los datos genéticos. Al mismo tiempo la pregunta sobre intervención, manipulación genética, sigue siendo una pregunta murciélago, es necesario sacarla a la luz.

El Observatorio de Legislación, Derechos, Subjetividades Contemporáneas y Psicoanálisis intenta avanzar sobre el tema. La frase de Marco Mauas, cortar y pegar genes, despierta por su crudeza. A la vez su texto nos proporciona referencias nuevas.


NOTAS

  1. Miller, J.-A., Un real para el siglo XXI, pág. 21, Scilicet, Ed. Grama.
  2. Ibid., pág. 21
  3. Mauas, M., Crispr lalangue, crispr lenguaje par Marco Mauas, LQ 924.