Por Edna Gómez Murillo – Coordinadora por la NEL del Observatorio ¿Vamos hacia una cultura toxicómana?

El pasado mes de noviembre de 2020 se llevó a cabo el Conversatorio de Expertos sobre Recomendaciones para el Diseño e Implementación de la Política de Consumo de Sustancias Psicoactivas, promovido por el Equipo de Salud Mental y Convivencia Social de la Secretaría de Salud Pública de la Alcaldía de Santiago de Cali, Colombia.

La sorpresa que ofrece este acontecimiento se relaciona con la forma en que los significantes provocan a la interlocución con el Otro de lo social, la articulación significante Observatorio ¿Vamos hacia una cultura toxicómana? hizo enganche con el instante en que un conjunto de personas interesadas en dar un paso hacia planteamientos de estrategias de tratamiento para la problemática social y de salud del consumo de tóxicos, convocaron a un grupo denominado “de expertos” para recoger las diversas experiencias en el abordaje de este tema.

De ahí es posible desprender la idea de que el Otro de lo social siempre llama cuando hay un analista dispuesto a producir sus interlocutores y leer los signos de los llamados, escuchar las demandas que surgen del lazo social y son dirigidas al saber analítico.

En esta ocasión se trató de ser dóciles para entrar a la conversación con un discurso gubernamental, científico y de disciplinas sociales; admitir los significantes y saber hacer con los semblantes de que disponen esos discursos, para apostar por la transmisión de la ética con que se aborda el síntoma del consumo de tóxicos en nuestra época y específicamente en América.

La intervención de la Coordinadora por la NEL, del Observatorio ¿Vamos hacia una cultura toxicómana? partió de la lectura del siguiente texto a especialistas en programas gubernamentales, integrantes de la comunidad científica y representantes de organismos de la sociedad civil, texto del cual fue posible extraer los puntos vivos para la conversación.

A continuación, el escrito íntegro preparado para la reunión:

El trabajo en el Observatorio ¿Vamos hacia una cultura toxicómana? de la Federación Americana de Psicoanálisis de Orientación Lacaniana (FAPOL) se ha desarrollado teniendo como fundamento la lectura del evento toxicomanías en los territorios en los que existen sedes, delegaciones y grupos asociados de las tres Escuelas de América, siendo éstas la Escuela Brasileña de Psicoanálisis (EBP), la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) en Argentina y la Nueva Escuela Lacaniana del Campo Freudiano (NEL) conformada por 18 ciudades de 9 países de América.

Nuestro Observatorio, se dirige a

  • la lectura de las políticas en salud de los diversos países involucrados,
  • la localización de los tipos de tratamientos del consumo de sustancias tóxicas ofrecidos en las distintas geografías de la NEL,
  • la detección de las diferentes manifestaciones de los consumos en los países que conforman la Federación,
  • la búsqueda de interlocución con instituciones y personas del campo psi y otras áreas cuyos intereses científicos y sociales generen enlazamientos con el psicoanálisis en tanto discurso que ofrece perspectivas de abordaje actuales y eficientes en el campo de las toxicomanías.

La dimensión política para los Observatorios, se manifiesta en las incidencias de la ética del psicoanálisis propuesto por Jacques Lacan, poniendo en el centro la noción de un sujeto que emerge de su encuentro con el lenguaje y que a partir de esa emergencia, adviene en tanto síntoma, es decir, con un malestar al que tratará de dar solución con recursos subjetivos de plena dignidad. Es así que el consumo de tóxicos llevado a cabo por un sujeto del lenguaje, es leído como el intento de un arreglo a lo insoportable, de tal forma que las sustancias definidas como tóxicas, son también de una naturaleza absolutamente singular, no son abordadas por sus efectos estandarizados sino por la relación íntima que cada sujeto establece con ellas desde la elección del tóxico mismo.

Dicho lo anterior, el Observatorio, en su trabajo de conversación sobre estos aspectos, ha localizado que los tratamientos en la región de América se han encaminado cada vez más a intervenciones desde el discurso religioso, aunque también es posible ubicar tratamientos de corte cognitivo conductual; sin embargo ambas visiones parten de concebir al consumidor como un enfermo y/o como un infractor al que se debe reeducar y hacer entrar en dispositivos de regulación de la conducta más o menos arbitrarios, en tanto que no consideran la dimensión ética del sujeto que ha producido un goce que no entra en las determinantes de la voluntad.

A esto se anuda la lógica del ciudadano como consumidor, eje sobre el cual descansa el sistema del capital que favorece a cualquier organismo que genere ganancias sin importar el origen de éstas. El consumidor de sustancias tóxicas es la pieza ejemplar del tipo de ciudadano ad hoc al capitalismo: un consumo que no cesa, que entra en la vertiginosidad del goce inmediato y repetido al infinito, un consumo que puede producir el sin sujeto.

La conversación con otros campos de conocimiento y tratamiento de las toxicomanías permite localizar los signos de este tiempo y continuar con la investigación para retornar a la cultura con propuestas de abordaje más dignas.

Y bien, durante el encuentro se escucharon algunas resonancias de lo expuesto, en preguntas y respaldo a lo planteado, por lo que se deduce que se consiguieron transmitir aspectos relevantes para los fines de quienes convocaron, pero también hubo efectos de enseñanza diversos que han sido puestos al trabajo interno del Observatorio.

Podríamos condensar lo tratado durante ese encuentro en una pregunta del Otro de lo social representado ahí en el Conversatorio de Expertos: “¿Por qué el individuo se instala en un consumo que lo arriesga a morir?”, recogemos la pregunta que nos relanza a nuestra lectura de los signos de la época.