El sábado 7 de octubre tuvieron lugar las Jornadas de la Cátedra Clínica del autismo y de la psicosis en la infancia en la Universidad de Buenos Aires festejando los 10 años de recorrido. En la mesa plenaria de apertura participaron el Dr. Jorge Biglieri, decano de la UBA y los profesores Fabián Naparstek e Inés Sotelo sobre el Psicoanálisis en la Universidad con la coordinación de Silvia Elena Tendlarz, Profesora a cargo de la Cátedra. Este trabajo permitió situar a continuación la importancia de la enseñanza de los diagnósticos de psicosis y de autismo desde una perspectiva psicoanalítica en la Universidad y sus perspectivas clínicas, políticas y epistémicas.

Participaron en las Jornadas los profesores Fabián Schejtman, Claudio Godoy, Mario Goldemberg, Patricio Alvarez Bayón, Carlos Gustavo Motta, Nora Sigal, junto a Silvia Elena Tendlarz y Mauricio Bletrán, organizadores de las Jornadas. También participaron la Dra. Nora Villa, Laura Kiel y Constanza Cano.

Como mesa de cierre fue transmitido un video titulado «El matema del autismo» del Dr. Jean-Claude Maleval.

Publicamos a continuación los textos del Decano Jorge Biglieri y de la Profesora Inés Sotelo, presentados oportunamente.

Jornadas: Clínica del Autismo y de las psicosis en la infancia

Mesa plenaria: “Psicoanálisis en la Universidad”

Jorge Biglieri

Buenos días, agradezco a la Prof. Silvia Tendlarz y a su equipo docente la invitación para participar de esta mesa plenaria con la cual se abren las Jornadas de la cátedra: Clínica del Autismo y de las psicosis en la infancia, en las que se celebran 10 años de recorrido.

El gran esfuerzo que implica la organización, el diseño y la concreción de un evento científico potencia todo su valor en el intercambio epistémico y en el encuentro con pares.

Esta mesa plenaria de apertura designa una consigna precisa, delimita un espacio, nos invita a hablar del “Psicoanálisis en la Universidad”

El psicoanálisis en la Universidad tiene un lugar y ese lugar tiene su historia.

Hoy me voy a referir su lugar en la Universidad de Buenos Aires y, en particular, en la Facultad de Psicología.

Podemos ubicar la presencia del psicoanálisis en la Universidad de Buenos Aires en los comienzos del siglo XX. Si bien su desarrollo fue variando de acorde a los movimientos políticos del país, su ingreso se dio de manera progresiva y sostenida imprimiendo a la carrera de psicología una impronta vigente en la actualidad.

Sus primeros rastros pueden encontrarse en algunos programas de los primeros cursos de psicología de la Facultad de Filosofía y Letras en 1896. Desde 1905, algunos de los contenidos de estos programas son cercanos al psicoanálisis, aunque no se lo mencione específicamente ni se incluyan textos de Freud como parte de la bibliografía. (Rossi,2000). En el programa de la Cátedra de José Ingenieros (1905) aparece como un modo de pensar la histeria en su conocido libro Histeria y sugestión.

Hacia 1918 el clima humanista que circulaba en la Universidad provoca el abandono de los enfoques naturalistas y objetivos de la psicología positivista, privilegiando, la dimensión subjetiva (Rossi, 2000).

En este marco Enrique Mouchet, introduce explícitamente a Freud y al psicoanálisis en su programa de enseñanza de la cátedra Psicología Fisiológica y Experimental en 1922 (cfr. Vezzetti, 1996). De esta manera, el psicoanálisis surge, ligado a lo mental y a lo psicológico, a diferencia de lo que ocurre en otros países donde aparece vinculado a la literatura y a la intelectualidad de la época.  Entonces comienza a aparecer en los programas, principalmente, desde las teorías dinámicas de la personalidad y bajo la denominación de “psicología profunda” (Rossi, 2000)

En 1956 se crea la primera Carrera de Psicología en Rosario y en 1957 la de Buenos Aires. En ella, Enrique Butelman, León Pérez y José Bleger, le otorgan a la carrera espíritu humanista, formación psicoanalítica y orientación a lo social.

En 1959 se implementa la primera asignatura específicamente psicoanalítica denominada entonces “Psicología Profunda”.

Pero la vida universitaria se ve afectada en 1966 cuando, a partir del golpe militar, la universidad es intervenida. Entonces se prohíbe la actividad política en las Facultades y se anula el gobierno tripartito y la autonomía universitaria. Así las cosas, los rectores y decanos que quisieran continuar en sus puestos debían convertirse en interventores delegados en el término de 48hs.

La sede del Rectorado y las Facultades de Arquitectura, Ciencias Exactas, Filosofía y Letras, Ingeniería y Medicina, fueron ocupadas por autoridades, profesores y estudiantes en la defensa de la autonomía. Pero ese mismo día por la noche, pese a que el plazo no se había cumplido, el general Onganía ordenó el desalojo por la fuerza de las sedes tomadas. La represión ejercida tuvo un saldo de 400 estudiantes y profesores detenidos, en el violento episodio que llevó por nombre “la noche de los bastones largos”. Luego de las renuncias del rector y los decanos, 1.400 docentes presentan su renuncia y 300 científicos se van del país. (Miceli, 2007)

En este contexto se promulga la ley 17.132 que, en su artículo 9, sostiene que «el psicoanálisis y los procedimientos psicoterápicos en el ámbito de la psicopatología quedan reservados a los profesionales habilitados para el ejercicio de la medicina», hecho que sólo será dirimido en 1985, con la Ley del Ejercicio Profesional de la Psicología (N º 23.277). Podemos destacar hasta qué punto la práctica del psicoanálisis estaba incorporada en nuestro país que, por medio de una Ley, se establecía quienes podían ejercerlo.

En 1973, es designado rector interventor de la UBA Rodolfo Puiggrós, quien reincorpora a docentes expulsados y renunciantes de1966. Pero con la muerte de Perón en el 74’, la Universidad es nuevamente intervenida y el Rector interventor decide separar Ciencias de la Educación, Sociología y Psicología de la Facultad de Filosofía y Letras, pasando a depender del Rectorado. La Carrera de Psicología mantendrá su dependencia del Rectorado hasta el advenimiento de la democracia. En 1984 comenzará un reordenamiento tanto académico como institucional, que desembocará el 14 de noviembre de 1985 con la creación de la Facultad de Psicología con elecciones para la constitución tripartita de su Consejo Directivo. (Miceli, 2007)

Con la democracia el psicoanálisis el vuelve a las aulas de la Facultad con Profesores como Diana Rabinovich, Roberto Mazzuca, José Töpf y otros que formaron y enseñaron la teoría psicoanalítica a generaciones de psicólogos.

Período lleno de expectativas y de entusiasmo, tiempo de debates y de consensos en el cual el psicoanálisis ocupa un lugar protagónico.

Mientras en distintos ámbitos no académicos se debatía si era posible las enseñanza del psicoanálisis en la universidad o si era posible su práctica en los hospitales, éste se desarrollaba y crecía en todos los espacios de la Facultad.

En 1985 se plasma la reforma del nuevo plan de estudios en el que se incorpora como materia anual obligatoria Psicoanálisis Freud y como materias cuatrimestrales obligatorias, Escuela Inglesa y Escuela Francesa de Psicoanálisis. A partir de este momento el psicoanálisis se fue institucionalizando y formando parte de todas las actividades académicas de la Facultad, es decir, de la docencia en el grado y en el posgrado así como en proyectos de investigación y en actividades de extensión.

Todas y cada una, modificaciones fruto de una decisión política y una posición sostenida. Momentos de los cuales participé siendo militante de la Franja Morada en el Centro de Estudiantes, estudiantes de una camada que entraba por primera vez a la Facultad en democracia. Desde entonces pasaron 40 años que celebramos con alegría.

Luego de este breve recorrido histórico me parece importante destacar que, en la actualidad, nuestro plan de estudios de Licenciatura de Psicología consta de 36 materias y en un importante número de ellas, se dictan contenidos de psicoanálisis. Como saben, tenemos una materia obligatoria anual que es psicoanálisis Freud, materias electivas tales como: Psicoanálisis Escuela Inglesa y Escuela Francesa, Psicoanálisis Orientación Lacaniana propuesta por Inés Sotelo, Clínica de las toxicomanías y el alcoholismo a cargo de Fabián Naparstek, Clínica del autismo y las psicosis en la infancia a cargo de Silvia Tendlarz y también varias Prácticas Profesionales.

Pero la presencia del Psicoanálisis no se agota en el grado sino que contamos con Maestría y Carreras de Especialización en Posgrado así como con Cursos, Programas de Extensión de Facultad y de la UBA e investigaciones UBACTY que son desarrolladas por practicantes del psicoanálisis.

En este marco es importante recordar que, si bien se enseña psicoanálisis en la Universidad, ésta forma profesionales: psicólogos, musicoterapeutas, terapistas ocupacionales, médicos, pero no forma psicoanalistas. Por ello, quienes elijan dedicarse al psicoanálisis deberán continuar su formación en la institución que consideren.

La materia que hoy nos convoca tiene un lugar en la curricula. Un lugar y una gran una responsabilidad ya que el tema que propone en su programa es un tema de relevancia actual.

Hoy el autismo o el trastorno de espectro autista es un problema de salud pública que no puede ser soslayado por quienes se desarrollan en el campo de la salud.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) 1 de cada 100 niños tiene un trastorno del espectro autista -TEA. Esta estimación representa una cifra media ya que la prevalencia observada varía entre las distintas investigaciones. Según los estudios epidemiológicos realizados en los últimos 50 años, la prevalencia mundial de estos trastornos parece estar aumentando.

A partir de esto, en 2007, las Naciones Unidas decretaron el 2 de abril como Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo con el objetivo de mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen y su entorno.

Así mismo, en 2014, la 67.ª Asamblea Mundial de la Salud adoptó la resolución titulada Medidas integrales y coordinadas para gestionar los trastornos del espectro autista, que contó con el apoyo de más de 60 países. En la resolución se insta a la OMS a colaborar con los Estados Miembros y organismos asociados en el fortalecimiento de las capacidades nacionales para abordar los TEA y otros problemas del desarrollo.

Por su parte, el psicoanalista Eric Laurent (s.f) sostiene que el autismo se ha convertido en un problema de salud, debido a que en el transcurso de los últimos veinte años ha estallado el número de sujetos diagnosticados de autistas. Y explica que, “desde la primera introducción de la nueva categoría de trastornos del desarrollo en el DSM, que partía de una estimación de probabilidad de un niño de cada 150 hace veinte años, se pasó a uno de cada 100, y las cifras evolucionan con tal rapidez que en marzo de 2012 el CDC (Centers for Disease Control and Prevention) de Atlanta obtuvo como resultado un caso de cada 88 niños. Según Autism Speaks, en 2014 estaríamos en uno de cada 68. En Corea, donde los criterios son un poco diferentes, estamos en uno de cada 38” Entonces plantea que “un gran debate de política de salud se ha abierto para saber de dónde proviene este aumento: ¿Está relacionado con cambios de criterios diagnósticos, con nuevos modos de clasificación, con los artefactos estadísticos? ¿Es, más bien, un aumento del número real de casos? y plantea que “lo que está en juego es de importancia, pues semejantes cifras plantean una cuestión de la política de salud pública” (Laurent , s.f)

Las necesidades de atención de salud de las personas con autismo son complejas y requieren que la promoción, la asistencia y la rehabilitación funcionen de manera articulada.

En nuestro país, en 2019 se reglamentó la Ley N° 27.043 sancionada en 2014 en la cual se declara de interés nacional el abordaje integral e interdisciplinario de las personas que presentan Trastornos del Espectro Autista (TEA); la investigación clínica y epidemiológica en la materia, así como también la formación profesional en su pesquisa, detección temprana, diagnóstico y tratamiento.

Reconocer la importancia de la inclusión social de las personas con autismo tiene que ver con el respeto a sus derechos humanos.

Por estas acciones Argentina se considera el país más avanzado del continente en materia de estos derechos sin embargo sabemos de las dificultades que a diario viven las familias afectadas cuando tiene que lidiar con las coberturas de salud y prestación de servicios. Por ello, si no se financia y capacita a todos los sectores involucrados esta ley queda en su intención y los derechos son vulnerados.

Por estas razones entre otras, la materia Clínica del autismo y las psicosis en la infancia ocupa un lugar de relevancia en nuestro plan de estudios. No solo para quienes se dediquen a la clínica con niños o se especialicen en este tema sino también para formarse en clínica en general y aprender a hacer diagnóstico diferencial. Para nosotros resulta fundamental que nuestros estudiantes cuenten con las herramientas necesarias para abordar el mundo profesional que los espera.

La Facultad se convierte así en un lugar donde enseñar, en un lugar donde aprender, en un semillero a partir del cual cada uno decidirá cómo continuar su formación y su camino.

Les deseo una excelente jornada de trabajo.

Bibliografía:

Ines Sotelo

Agradezco a Silvia Tendlarz y al equipo organizador, la invitación a participar de estas Jornadas.

En tiempos en que el diagnóstico, tratamiento y terapéutica del autismo y psicosis infantiles se diversifica, es fundamental que nuestra facultad de psicología en la Universidad de Buenos Aires, incluya en su curricula una materia tal como Clínica del Autismo, desde la perspectiva del psicoanálisis de Orientación Lacaniana. Intentare desarrollar esta idea.

Comenzaré contándoles la historia que conozco porque es la que viví.

En 1978 ingreso a la facultad de psicología de la Universidad de Bs As, en plena dictadura militar.

Esta dictadura y sus efectos sobre la cultura, la educación, la facultad misma, marcaron esa época para mí. El conocimiento estaba absolutamente sesgado por lo ideológico, libros y autores prohibidos daban una formación rígida y empobrecida. Facultad intervenida, vigilada y militarizada en sus claustros, en los pasillos. biblioteca y hasta en los baños. El miedo reinaba.

En 1983 la democracia con Raúl Alfonsín regresa a la Argentina, con él, el retorno de los exiliados, el juicio a los responsables que también posibilito nombrar uno por uno a los compatriotas, muchos de ellos estudiantes , psicólogas y psicólogos, psicoanalistas, nuestros desaparecidos, fue también clave como recuperación de la memoria.

En la facultad, la democracia permitió  que las aulas y los pasillos se iluminaran, se airearan. Alegría en las voces, textos, ideas aunque el dolor, las ausencias y la sombra nunca se nos irían del todo.

Otra importante consecuencia fue a politización de los centros de estudiantes, porque todo es político y sin duda la educación y la salud que nos conciernen son cruciales en la construcción del país que habitamos.

Por aquellos años, un grupo de jóvenes estudiantes, que formaban la Franja Morada, militarán por la vuelta del psicoanálisis a la facultad, en la Universidad pública, gratuita e inclusiva.

Fue difícil y trabajoso, una verdadera construcción que posibilitó cambios de planes de estudio, de programas, pero sobre todo la posibilidad de leer, hablar, discutir, pensar; sin miedo. Fue inmenso.

Yo habité ambas facultades.

Así es como llegan algunas cátedras con nombres que conocen bien: Mazzuca, Rabinovich, Cosentino, Slapak, Duarte, psicoanalistas de distintas orientaciones, con sus docentes que integraban los equipos, una verdadera fiesta.

Por aquellos años J, A  Miller dio una conferencia a los estudiantes. Aquí, todos presentes. Eran tiempos de presencialidad sin zoom ni teléfonos ¿se imaginan?

Numerosos colegas, causados por el deseo de transmitir, de hacer existir el psicoanálisis, de sembrar esta peste que posibilita mucho más que cambios de conducta.

El psicoanálisis es una práctica, es una terapéutica que no es como las demás, con conceptos rigurosos, pero sin estándares ni protocolos.

 El psicoanalista dirige la cura acompañando a quien consulta en ese recorrido que posibilita el cambio de posición subjetiva para “no penar de más”. Sin ninguna pretensión o ideal de normalización o de adaptación conductual, porque en tanto ser hablante, “todo el mundo es loco, es decir, delirante”, el analista abre la posibilidad de  estar a la altura de la época recuperando la dignidad de ser un sujeto, como ningún otro, pero que a ña vez pueda habitar, amar, trabajar, estudiar entre otros. El psicoanálisis no es una sociología ni una antropología pero los discursos propuestos señalan el lazo social, y allí están los analistas acompañando a  quien se le  dirige  para encontrar  arreglos singulares en los impases discursivos  o en los “fuera de discurso”

 Acompañar para inventarse algún arreglo que ordene ese real inundante, acosador, desbaratador, ansiogeno o angustiante.

Nuestra historia sigue por la década del 90. Siendo nuestro actual decano un militante del centro de estudiantes llega una mañana al Hospital Piñero orientado, en aquel momento, por otra joven, muy joven y muy lúcida estudiante, Roxana Vogler, que hoy es docente en nuestra facultad. Estaban trabajando sobre  una idea innovadora; incluir en los planes de estudio las prácticas clínicas.

Siendo yo instructora de  residentes,  me invita a armar una experiencia nueva; una pasantía, lo que hoy conocemos como práctica profesional, eran los primeros pasos, materias optativas en el intento brillante de articular el saber académico con la clínica, es decir, que el estudiante circule por ese moebius que va de la facultad al hospital volviendo a las aulas a pensar la experiencia.

Allí también, el deseo de analista, que más allá de elaborar conceptos, transmite su posición como clínico en la dirección de la cura o tratamiento posible. El psicoanalista ciudadano. El psicoanalista en las trincheras

Jóvenes muy lúcidos que entendieron que sólo en tanto psicoanalistas podíamos transmitir algo de lo agalmático que tiene esa práctica. Así fue que  Clínica de la Urgencia se sumó a las tres prácticas ya existentes, a cargo de psicoanalistas: Alicia Dongui, Horacio Manfredi y nuestra querida Adriana Rubistein, amiga y trabajadora incansable hasta su último día por la causa analítica en la universidad, en el hospital, en la Escuela de Orientación Lacaniana.

Las prácticas son la muestra vibrante de la importancia de articular la orientación lacaniana con temas curriculares cruciales en la época, como la urgencia, los consumos, las violencias, las infancias, las nuevas sexualidades y familias, posibilitan al estudiante el acercamiento al modo en que el analista, partenaire de su época, se deja interpelar por los casos. No se queda, como decía Lacan, cómodo en su consultorio, escribiendo mientras las urgencias actuales golpeaban la puerta.

Comence planteando una idea : “ En tiempos en que el diagnóstico, tratamiento y terapéutica del autismo y psicosis infantiles se diversifica, es fundamental que nuestra facultad de psicología en la Universidad de Buenos Aires, incluya en su curricula una materia tal como Clínica del Autismo, desde la perspectiva del psicoanálisis de Orientación Lacaniana. Una Facultad a la altura de la época que este año lanza  también “UBA EN ACCION”. Justamente esta mañana, Alejandra Rojas con varios docentes de la catedra están en un barrio de la ciudad recibiendo urgencias de quienes no llegan a los consultorios, centros de salud, hospitales.

Eric Laurent dirá que para responder a la variedad de sujetos dentro del espectro autista y a la diversidad de lugares que los reciben y que prestan atención al baño de lenguaje en el que esos sujetos están sumergidos, la orientación de nuestro trabajo apunta a definir la posición de un terapeuta partenaire respetuoso de los múltiples aspectos que puede tomar el efecto transformador de un encuentro nuevo con la lengua.

Desde esta perspectiva, más que de la búsqueda de un método ideal para el abordaje del sujeto con autismo, se trata de presentar aquí la diversidad de resultados obtenidos en contextos de lo más variados cuyo rasgo constante es sostener el esfuerzo de inscripción del sujeto en todas las dimensiones de la lengua, de la instancia de la letra y del tratamiento de los objetos fuera del cuerpo tales como la mirada y la voz, en la gran variedad de situaciones o de talleres posibles, manteniendo al mismo tiempo los aprendizajes.

Es un lujo contar desde hace 10 años con Silvia Tendlarz, psicoanalista incansable en la investigación, con libros fundamentales que dan cuenta de su posición epistémica, clínica y  política. Sólo el psicoanálisis entiende el abordaje del autismo como una clínica, saca al paciente de todo estándar, lo dignifica con el estatuto de sujeto, lo escucha, confía en que tiene su propia solución, sudando, dice Lacan, para extraer la máxima diferencia, para acompañarlo a inventar su propia solución, recuperando la dignidad de estar vivo.

Me enorgullece esta facultad que, desde hace muchos años, sostiene esta política, no pretende igualarse a los modelos capitalistas que proponen un modelo de psicólogo más cercano a las empresas o a los laboratorios. Cuida a sus profesores, legitima sus lugares y preservando también otras perspectivas, preserva el lugar para el psicoanálisis y atrayendo a numerosos extranjeros para formarse en los posgrados `psicoanalíticos.

El psicoanálisis causa, provoca, pone a trabajar, El fin de semana pasado 2000 psicoanalistas de América , la mayoría muy jóvenes, se reunieron en Bs As en ENAPOL, hoy estas preciosas jornadas en que psicoanalistas y  estudiantes expondrán conceptos, contrastaran abordajes, desplegaran invenciones alrededor de una clínica muy actual

 La articulación de psicoanálisis y hospital.  la hace única, fuera de serie a la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.