Coordinadoras

Elida Ganoza
Claudia Lijtinstens
Paula Pimenta

1) ¿Cuál sería un problema social que ustedes hayan detectado en relación al tema que les compete ante el cual el psicoanálisis pudiera hacer alguna contribución, teniendo en cuenta la diversidad de situaciones que existen en Latinoamérica?

Existe un relativo consenso a nivel de la opinión pública no especializada y de los formadores de políticas públicas en salud, educación o del ámbito de lo social en el que los términos de detección precoz, educación e inclusión ordenan, de cierta manera, cada uno de estos campos y las acciones y decisiones que se toman desde cada uno de ellos en referencia a la cuestión del autismo, desde la infancia hasta la vida adulta.

Pero lo cierto es que estas premisas, con las cuales difícilmente se podría estar en desacuerdo, derivan, en la mayoría de los casos y de manera generalizada en cada una de las regiones de América, en reduccionismos o absolutismos que pretenden imponer perspectivas y modos de considerar lo que se pone en juego en este campo desde cada disciplina.

Así, la intervención temprana en cuadros clínicos en la infancia ha derivado, de la mano de pretensiones de control higienistas o de ideales de prevención, en prácticas de diagnósticos indiscriminados, protocolización de las intervenciones y patologización y medicalización de las infancias.

Del mismo modo, la apelación al derecho universal a la educación, acordado en toda América por consensos internacionales, ha experimentado, de la mano de referencias a teorías cognitivistas y mecanicistas de explicación del funcionamiento autístico, en prácticas de imposición de aprendizajes coercitivos que reducen toda intervención educativa al reaprendizaje de conductas desadaptadas, descartando cualquier otra consideración de lo que se juega en el campo entre el sujeto, el saber y el Otro.

Y lo mismo ocurre con la referencia a prácticas inclusivas, que pretenden garantizar la participación en la toma de decisiones de los propios sujetos y sus familias, la promoción de la autonomía y la vida independiente para cada uno, pero que no se han visto acompañadas por acciones que esclarezcan lo que, para cada sujeto, en cada momento vital, pueda ser experimentado como una verdadera necesidad, enlazada a su propio anudamiento sintomático o invención vital.

Es por ello que consideramos que toda construcción de instancias de observación y relevamiento con operadores de las áreas involucradas en cada uno de estos campos – educadores, juristas, profesionales de la salud, funcionarios públicos, operadores, así como con sus familiares- debería ser una prioridad para estar advertidos de políticas que pudieran derivar en posiciones segregacionistas o discriminatorias.

En este sentido, el discurso del psicoanálisis puede plantear como perspectiva una intervención que ponga de relieve la importancia de considerar lo subjetivo y más singular de cada uno en las decisiones que se tomen a nivel comunitario o colectivo, es decir, poder hacer pasar la acción clínica del discurso analítico a la política de su causa.

Estos espacios de observación y/o conversación, impulsados o sostenidos por psicoanalistas en diversas experiencias, deberían ser puesto en juego con un profundo respeto por los corpus teóricos de cada disciplina, pero también respetuosos de la rigurosidad conceptual y de la coherencia ética del psicoanálisis.

Así, las prácticas de los miembros de los Equipos en espacios de transmisión o formación (educación universitaria /terciaria de carreras de formación de recursos en salud, educación, leyes trabajo social, etc.), en ámbitos de discusión y participación política con legisladores y representantes de los poderes públicos en la elaboración de normativas de las prácticas que involucren a personas con autismo, en la participación de eventos de transmisión o difusión (charlas, entrevistas, conferencias), en la elaboración de propuestas metodológicas o de herramientas didácticas en los procesos de educación inclusiva en cualquiera de las modalidades de la educación (desde el consultorio, en equipos de apoyo a la inclusión escolar, en equipos técnicos en las escuelas), en la participación o conformación de dispositivos de alojamiento, intervención comunitaria y/o tratamientos específicos (centros de atención, residencias, escuelas especiales, experiencias artísticas comunitarias), en el intercambio y orientación con las familias y sus organizaciones, son los espacios de inscripción desde donde se construyen dichas instancias de observación.

Vinculado a esto se entiende que la controversia sobre si el autismo configura o no una discapacidad (ningún cuadro clínico es en sí mismo, una discapacidad sino las consecuencias en las restricciones en la participación o las limitaciones en la actividad que estas puedan provocar) exige al psicoanalista no quedar capturado en la vertiente imaginaria de la misma y, más bien, poder estar a la altura de causar la elaboración de soluciones singulares frente a las exigencias que la vida en tanto ser hablante trae aparejada para cada sujeto, más allá de como estén esas restricciones tipificadas, medidas o tabuladas por la “evaluación”.

Y teniendo en cuenta lo extendido en el tiempo de los requerimientos de cuidados de terceros que requieren muchos sujetos autistas, los psicoanalistas también afrontan el desafío de poder ofrecer a sus padres, familiares o cuidadores la posibilidad de construir maneras innovadoras dignas, respetuosas y efectivas de tomar a cargo dichas exigencias, acompañando a estos en la búsqueda de los recursos socio sanitarios disponibles en cada región para ello.

2) ¿Cuáles son sus canales para la comunicación y difusión de las actividades e informaciones sobre su tema? ¿Cómo están organizados? ¿Qué criterios orientan sus divulgaciones?

El Observatorio tiene varios canales para la comunicación con sus Equipos de trabajo y la organización de sus actividades de difusión de sus actividades, sostenidos fundamentalmente por las redes sociales y su enorme capacidad de transmisión de información, y actualmente de manera especial, con las video-conferencias. El uso en particular de plataformas de transmisión simultánea (lives, zoom, meet) demostró ser un potente difusor de las elaboraciones y resultados de investigaciones sobre sobre el autismo realizadas desde el Campo Freudiano, promoviendo que una gran cantidad de interesados (familiares, otros profesionales, público en general) participaran de dichos encuentros.

La realización de eventos de difusión (Jornadas, Encuentros, Seminarios, Foros, Coloquios, Conferencias, Publicaciones), de manera eventual o regular, ha permitido llegar a practicantes o estudiantes en formación universitaria interesados en lo que el discurso analítico ofrece en relación al autismo como reverso del discurso de lo universal, creando nuevas alianzas y transferencias con operadores de estas áreas. En este sentido consideramos imprescindible la utilización de una terminología clara y sencilla que, sin resignar rigurosidad epistémica, posibilite a aquellos no familiarizados con el discurso del psicoanálisis aproximarse a la posición ética que fundamenta nuestra acción.

Las comunicaciones con cada Equipo de trabajo al interior de cada Escuela (Antenas, Nodos, enclaves, espacios o grupos de investigación y de trabajo) permite tener una visión regional de las características que adopta en cada zona las prácticas en relación al autismo, intentando dar cuenta de las particularidades y diferencias que estas pueden tomar.

Más dificultoso ha sido, a pesar de la disponibilidad de los recursos de la comunicación y la información mediada por las tecnologías, el establecer modos para transmitir esas especificidades regionales entre las tres Escuelas americanas, quizás haciéndose necesario elaborar algún tipo de agenda común o priorización temática para orientar la indagación y posterior discusión (comparación, diferenciación, propuestas transmisibles, etc.) entre los participantes de cada uno de los Observatorios.

3) ¿Por qué estiman que los observatorios de la FAPOL son útiles hoy para nuestra estructura?

El Observatorio toma relevancia en tanto plataforma de la que los psicoanalistas pueden servirse para una apertura al Otro social contando con la representatividad que la Federación Americana de Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana confiere, como soporte de una estructura que asume autoridad epistémica producto de un trabajo colectivo de investigación e indagación a nivel transnacional.

El relevamiento de las acciones que psicoanalistas y practicantes del psicoanálisis vienen realizando en ámbitos comunitarios de la salud, de la educación o de la justicia en vinculación a la cuestión del autismo pasa muchas veces desapercibido.

La utilidad de mostrar estas acciones es prioritaria en tanto revelan, en la especificidad y rigurosidad con la que son puestas en marcha, sin subsumirse a supuestas “buenas prácticas en autismo” (EuroFederación de Psicoanálisis, 2017), las respuestas del psicoanálisis a las problemáticas contemporáneas, manteniendo viva la utilidad pública del psicoanálisis y el analista ciudadano como su operador.

También en este sentido, las actividades del Observatorio sobre políticas del autismo de la FAPOL, se anudan a la acción lacaniana al poner a disposición del Bureau de la Federación los efectos de las Conversaciones con otros discursos que se realizan en cada región, actividades en las que, tal como se lo acordó, participan regularmente Miembros de las Escuelas, responsables del CIEN o del CEREDA.

Por último, la promoción de la conformación de Carteles como órganos de formación e investigación inscriptos en la Escuela para abordar los tópicos propuestos desde la orientación del Campo Freudiano y la participación y apoyo de las actividades en torno a los Encuentros Americanos conforman otros puntos esenciales de utilidad del Observatorio y sus Equipos.